diumenge, 13 d’octubre del 2013

Cristina Fallarás: “Cuando veo que en Catalunya se quieren ir de España pienso: yo también”

Cristina Fallarás fotografiada por Adrià Guxens


Si quieren, también pueden leer la traducción de la entrevista al catalán

“El periodismo se ha convertido en la construcción de voceros de un tipo de empresa ligada al poder y al sistema financiero”. Así es Cristina Fallarás: revolucionaria, directa y una “periodista hasta la médula”, como dice ella; Una periodista que durante su carrera ha pasado por muchos medios, tanto de radio –SER, RNE– de televisión –Cuatro, Antena 3– como de prensa –El Mundo, ADN–, aunque ha vuelto a aparecer en muchos de ellos desde que la desahuciaron en 2012. Será una entrevista intensa, y ambos lo sabemos. Ella enciende un cigarrillo y yo pido un café solo. Adria’s News entrevista a Cristina Fallarás dentro del Festival Celsius 232 de Avilés para hablar sobre nuestra común profesión, sobre la dura situación que está viviendo España y sobre lo que vendrá después, que se atreve a explicar en su libro A la Puta Calle.  Pero ella lo tiene muy claro: “No hay futuro en la medida de que ni tu ni yo podemos prever qué es lo que nos sucederá”.



Estudiaste periodismo en la Universidad Autònoma de Barcelona. ¿Cómo fueron tus años de estudiante?
Pues poco de estudiante. Yo fui muy poco a la facultad, llegué el 1986, el año de las huelgas por el catalán, con lo que la mitad del curso estuvimos en huelga. Entre segundo y tercero monté un periódico en Nou Barris, un periódico de barrio gratuito y ahí empecé a trabajar de periodista y entonces ya pasé muy poco por la facultad, sólo pasé a cumplir con las asignaturas estrictamente necesarias que requerían mi presencia: televisión… las que tenían prácticas. A las demás no fui.

¿Cómo ha cambiado tu visión del periodismo desde entonces?
Entonces el periodismo era una profesión digna, bien remunerada y con la que uno aspiraba a construir un futuro y un discurso. En estos momentos el periodismo ha desaparecido o tiende a desaparecer como profesión. Nadie paga ya por ser periodista, lo que quiere decir que se ha convertido en una profesión difícilmente digna, manipulada, esclavista y que no construye futuro.

Periodismo es una de las carreras en las que la nota de acceso es más alta, pero al mismo tiempo, también una de las carreras con menos salidas profesionales.
Pues sí. El periodismo tiene su mito y el mito del periodismo en el siglo XX es muy interesante porque creímos de verdad que el hecho de que la sociedad estuviera informada era relevante. El empobrecimiento político, económico, social y cultural que han vivido los últimos veinte años del siglo XX y los primeros del XXI, han hecho que el periodismo se convierta en una construcción de voceros de un tipo de empresa ligada al poder y sobretodo al sistema financiero y la gente que acude a estudiar acude por el mito del periodista del siglo XX, imagino; sólo imagino, ya que no puedo entender que alguien en este momento estudie periodismo. Lo cierto es que haría falta una gran calificación, por supuesto, para entender que es la comunicación. La comunicación se ha vuelto hipercompleja; la comunicación y la circulación de información y conocimiento es más compleja ahora que en ningún otro momento de la historia, sin embargo no creo que esto se explique en las universidades de periodismo.

Estudiar “No puedo entender que alguien en este momento estudie periodismo”

Has pasado por muchos medios: SER, El Mundo, RNE, El Periódico, Antena 3, entre otros. ¿Por qué tanto cambio?
Por la curiosidad, ya que antes uno podía permitirse el lujo de pensar que cuando ya habías aprendido todo en un lugar podías cambiar a otro para seguir aprendiendo, es decir, había periodistas que funcionaban como funcionarios, valga la redundancia, y se formaban ahí. Ahí se hacían, bueno, tenían montada una familia, tenían hijos y ahí se la pegaban.

¿Y ahora?
Bueno ahora es que no hay casi, porque como ahora si eres periodista te van a echar antes o después no hay mucho funcionamiento, pero entonces queríamos aprender y queríamos tocar todos los palos. Cuando yo entré en la SER, llegó un momento en que ya me pareció que sabía todo lo que era hacer guiones de radio, y tuve la suerte que ahí me contrató El Mundo para ser jefa de cultura, y entonces una vez fui jefa de cultura pasé a ser jefa de redacción, y una vez fui jefa de redacción en Barcelona pude permitirme el lujo de decir bien dejo esto porque esto ya lo se hacer y entonces se me llevaron a Madrid y empecé con las teles… Es decir, la cosa era seguir aprendiendo y seguir creciendo porque sabias que ibas a tener trabajo. Ten en cuenta que el paro, la mediocridad, la podredumbre y la miseria en la que nos están sumiendo, nos vuelve profundamente conservadores y alguien conservador prefiere mantener su sitio a aprender y a crecer.  Esto no existía entonces, por eso cambié tanto de medio.

¿En qué medio tuviste tu mejor experiencia?
Mejor experiencia sin duda fue en Nou Barris montando un periódico de barrio para un sector, digamos, de extrarradio y muy pobre; muy pobre y por otra parte muy organizado.

Tus inicios en el periodismo…
Mis inicios, sí, pero es que además lo monté sin saber que hacía, con lo cual yo era muy virgen y pude hacer algo sin heredar vicios, aplicar lo que yo creía que tenía que ser la comunicación. Aquello duró casi diez años y fue una experiencia maravillosa. Después he tenido muy buenas experiencias en muchos periódicos; sobretodo haciendo crónica periodística en El Mundo. Mi peor experiencia siempre, absolutamente siempre, está ligada a la televisión donde todo es espectáculo sí. Es lo que menos me gusta y ahora ya estoy muy harta de opinar.

ADN “Me echaron de ADN por tocapelotas”


Te echaron del periódico ADN y ahora este periódico ya no existe.
Me echaron del periódico ADN. Yo monté el periódico ADN con Albert Montagut por un encargo del Grupo Planeta. Monté la redacción, la línea, contraté a los periodistas y me quedé primero de jefa de redacción, luego de subdirectora, y de allí, cuando estaba embarazada de ocho meses y había empezado la crisis, me echaron por diversas razones. Una, por tocapelotas, otra porque digamos que tengo una visión de la vida y del periodismo muy distinta y luego bueno porque les venia muy bien quitarse mi sueldo y les importó un pito que yo estuviera embarazada de ocho meses.

¿Qué es para ti la ética periodística?
No diferencio entre ética periodística y ética personal. Creo que cada uno tiene que saber cómo enfrentarse a la manera en que se gana la vida, como arrodillarse, como chupar una polla. Eso en el periodismo, en la medicina y en cualquier otro sector. Entonces, la ética es personal. Otra cosa es que el periodismo en este momento esté construido sobre la servidumbre financiera y la servidumbre de una empresa.

Has definido algunas veces que el periodismo es como el sexo oral: “Al principio te da asco, luego dices bueno y al final te gusta”. A mi el periodismo ya me gusta ahora. ¿Me tendría que preocupar?
Igual te van a dar por el culo.

Miedo “El miedo de esta época es miedo a perder”


En noviembre de 2012 llegó el desahucio…
Pues sí. Ahora estoy viviendo en una casita en La Floresta que me prestó una periodista que me hizo una entrevista por el libro A la Puta Calle, una mujer fascinante que me llamó dos semanas después o tres semanas y me dijo: “He oído que tienes problemas para alquilar un piso”. Entonces gané un poquito más de dinero porque las cosas me empezaron a ir un poco mejor, no mucho, no cómo para poder alquilar un piso que no fuera un pequeño apartamento, pero claro, no te alquilará nadie un piso primero porque no tengo nómina, segundo, porque mi declaración de la renta del año pasado es abrumadoramente miserable y luego porque finalmente todo el mundo me conoce y sabe que soy una desahuciada. Entonces nadie te alquila un piso. Entonces ella me llamó y me dijo: “Tengo una casita que la comparamos para ir los fines de semana y creo que tener una segunda casa en este momento es un lujo que no debo permitirme, y te la presto durante un año para empezar”.

¿Y cómo explicaste el desahucio a tus hijos?
Bueno, mi hija pequeña es demasiado pequeña para entenderlo; mi hijo mayor lo ha entendido perfectamente. No hace falta explicar el desahucio porque ellos viven el día a día de lo que está sucediendo. En cualquier caso lo que yo siempre he hecho es darles una educación muy política. Mi hijo desde relativamente pequeño sabe cual es la diferencia entre lo público y lo privado y cómo debe usar lo público. Él vivió el proceso del empobrecimiento y le conté por qué hay una crisis, por qué no es una crisis sino un sistema de reparto de la riqueza que prioriza a los ricos y crea pobreza para esclavizar a la población, y eso lo ha entendido perfectamente. De resultas de eso hay un grupo de la población que nos hemos quedado fuera de lo que llaman el sistema y también lo ha entendido, y de resultas de eso nos quitaron la casa, cosa que entiende un poco menos pero que asume.

¿Falta educación política en las escuelas?
Falta educación política en todas partes, falta educación política en tu carrera, por ejemplo. Falta educación política en las universidades, en las escuelas, en las familias. Falta educación política en nuestro pasado. Somos un país de silencio. Pasaron cuarenta años del franquismo y ahora han vuelto a pasar cuarenta años de democracia y me abruma. Me sorprende lo poco que hemos construido en estos cuarenta años que están basados en el silencio y en la falsedad de la Transición.

Religión “Cuando abandonas el catolicismo tiras hacia el marxismo porqué tiene el mismo discurso social quitando la superstición”


Supongo que hablas de lo que se conoce como “el fantasma del franquismo”.
Es aquella frase de “no lo muevas porque ya lo tenemos solucionado”, pues no señor. Los muertos siguen en las cunetas enterrados y aquellos que estuvieron con el dictador han sido presidentes de comunidad autónoma, fundadores de partidos, y sus hijos en estos momentos son grandes empresarios de las grandes empresas estatales españolas.

Te has querido desmarcar de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) diciendo que eres más violenta. ¿Crees que es violencia lo que se necesita ahora para resolver o mejorar esta situación?
Por supuesto. Creo que todo es violencia, creo que la violencia que está sufriendo la sociedad española es de una virulencia extrema. Hay que tener en cuenta que en este momento tres millones de familias, tres millones de personas viven sin ningún ingreso. Tres millones! Dos millones de familias viven sin que ninguno de sus miembros ingrese dinero en casa, eso en una sociedad evolucionada, rica, porque somos el octavo país mas rico del mundo, y se supone que un país punta, eso es un ejercicio de violencia al que solo se puede responder con violencia. No hablo de armas pero sí hablo de amenaza. Hay que amenazarles.

Últimamente has salido en muchos medios. ¿Lo que hemos visto es un personaje que te has creado para llegar a más personas?
¡Es que hay que crear un personaje, es imprescindible crear un personaje! Cuando uno va a exponerse tienes que tener muy claro que hay una parte que va a ser espectáculo, porque la sociedad está espectacularizada. Entonces yo no quería exponerme desde el análisis o desde el ensayo; quería exponerme desde la experiencia. Para exponerte desde la experiencia es imprescindible  que sepas que vas a mostrar una parte de ti y que esa parte de ti va a ser vapuleada i violada y saber que vas a sufrir, y por tanto, por otro lado, tienes que crearte un pequeño personaje que te permita sobrevivir al dolor.

Y ataques a tu persona no han faltado. ¿Cómo pasas por encima de todos estos comentarios negativos?
Bueno, más que por encima por debajo. Digamos que cuando yo publiqué el libro A la Puta Calle, de hecho cuando empecé a exponerme ya en mis columnas de El Mundo, donde contaba mi proceso de precarización y miseración, sabía que me iban a dar con una bala. Entonces, era lanzar eso a la población en general, no solo a los lectores de El Mundo. Yo sabía que iba a ser muy duro e iba preparada. Me ha sorprendido, no sé si me ha dolido un poco, puede, pero me ha sorprendido sobretodo como la gente más cercana con la que yo tengo muchas cosas en común, han sido los más violentos contra mí.

Periodismo “El periodismo se ha convertido en una profesión difícilmente digna, manipulada, esclavista y que no construye futuro”


Hablando del libro A la Puta Calle, ¿crees que este libro cambiará algo?
Nada.

¿No cambiará nada?
Absolutamente nada.

Entonces, ¿por qué lo escribiste?
Primero, porque me lo encargó Planeta y necesitaba ese dinero y segundo y el principal, porque soy periodista, de fondo, de médula. Y pensé que había un discurso que no se estaba contando y una experiencia que no se estaba contando. Cada vez que se hablaba de los desahuciados se ponía como ejemplo gente de lo que llamaríamos pobreza tradicional, inmigrantes, gitanos, gente perteneciente a barrios muy deprimidos y yo creo que era imprescindible demostrar que hay un sector de la población que podríamos llamar clase media profesional que estábamos siendo despojados de todo. Otra cosa es que ese sector quisiese permanecer desapercibido.

Crees que la literatura siempre tiene que ir acompañada de un comentario social?
No, en absoluto. Yo siempre voy acompañada de un mensaje social porque no puedo evitarlo pero hasta incluso la memoria propia, la memoria íntima, es social, es decir, el mundo es palpitantemente social. Cuando las cosas son cómodas, cuando la vida es cómoda creo que tenemos una cierta responsabilidad negativa. Uno debe preguntarse por qué su vida es cómoda en un mundo donde la supervivencia es brutal. Entonces, ahí sí había una vertiente social que finalmente fue la que me llevó, por ejemplo, a hacer un periódico de barrio en el 1988-1989, cuando yo no necesitaba ese discurso en absoluto. Creo que viene del catolicismo.

Formación “Falta educación política en las universidades, en las escuelas, en las familias y en nuestro pasado. Somos un país de silencio”


¿Te formaste en una escuela católica?
Sí, yo tuve una educación tremendamente católica. Mi familia es muy, muy católica, muy conservadora. Estudié en el Sagrado Corazón, y creo que cuando abandonas el catolicismo tiras hacia el marxismo impepinablemente porque tiene el mismo discurso social quitando, digamos, la superstición. Pues tiré hacia ahí, pero no creo que la literatura necesite reflejarlo, otra cosa es que yo casi siempre la veo. O sea, si leo un libro de, me da igual, Italo Calvino, Nabokov, John Dos Pasos o Philip Roth o Virginia Woolf, noto que allí late y palpita algo tremendamente social.

¿Qué es para ti escribir, pues?
Una forma de ser mejor. Yo cuando no escribo soy mucho peor persona y me hago daño, y entonces escribir es una forma de sobrevivir, enunciarme, es una manera de verme y cualquier novela, por muy exterior que sea, es interna y es una forma de enunciarte y de repente sacar algo que es mas fácil de manejar una vez expresado.

Fundaste sigueleyendo.es. ¿Cómo nació la plataforma?
Sigueleyendo.es nació porque muchos amigos míos y yo estábamos en paro, y pensé que hacía falta una plataforma que nos diera armas y pudiera servirnos en el momento en que necesitáramos herramientas. De ahí derivó a una plataforma de edición digital porque quería publicar algunas piezas que no estaban publicadas y que me interesaban mucho, acompañada de comentarios de opinión, de críticas y de dar una especie de voz o expresión a ciertos escritores que no la tenían.

Me he fijado que muchas de las portadas son la ilustración de un bicho. ¿Por qué un bicho?
Cuando una vuelve a los cuentos infantiles se da cuenta que reflejan los miedos de una época siempre, es decir, Caperucita o la Bella Durmiente, o el Sastrecillo Valiente, reflejan los miedos de una época. Pensé que pedirle a ciertos narradores, sobretodo de novela negra, que reinterpretaran los cuentos, acabaría conformando un mapa de los miedos de nuestra época y así ha sido. Y entonces pensé cuál era la diferencia entre un niño y un adulto, y se me ocurrió que la diferencia entre un niño y un adulto estaba en los bichos. Al niño un bicho le fascina; al adulto le repugna y le da miedo. Ahí hay un tránsito cultural que hace que nos enfrentemos de forma distinta al miedo, al asco, y a nosotros mismos. Por eso pusimos un bicho en cada uno.

Ética “No diferencio entre ética periodística y ética personal”


¿Y cuál es el miedo de nuestra época?
El miedo de esta época es miedo a perder, a perder las cosas. Miedo a perder la seguridad, miedo a perder el dinero, miedo a perder a los hijos… La pérdida es un horror porque vivimos en una sociedad construida en la propiedad y el consumo, entonces de ahí va ligada la corrupción, que es que te quiten lo que te pertenece, va ligado el consumo de drogas y el tráfico de estupefacientes, va ligado la desaparición de niños, la prostitución. Es la pérdida de lo que es muy tuyo o consideras muy tuyo.

Entonces, ya que vives en Catalunya, ¿qué posición tienes en el debate sobre la independencia?
Mira, yo, la independencia la contemplo desligada del nacionalismo porque a mí, el nacionalismo me aburre porque es romántico y poco racional. Y me aburre mucho, me aburren las soflamas, me aburren los signos, pese que hay ciertos signos que me conmueven, me aburre la construcción de símbolos y signos. Sin embargo, actualmente creo que la recuperación de la sociedad española es muy difícil. Creo que han pervertido hasta la náusea la construcción democrática representativa y los partidos políticos, y creo que España después del franquismo podría haberse reconstruido de forma ligeramente racional y culta y no se ha hecho. Se ha hecho lo mismo que siempre, porque somos una tierra de cabras. Entonces la posibilidad de reconstruir un pequeño espacio, aunque sea Catalunya, me interesa mucho. Que Catalunya también está corrompida, también, pero creo que desde lo más pequeño es mas fácil rehacer que desde lo más grande. Lo más grande nos supera. Yo miro con mucha simpatía la independencia de Catalunya de la misma manera que miraría con mucha simpatía la independencia de Andalucía, de las Canarias o de Extremadura y cuando veo que se quieren ir de España pienso: “Yo también”.

Hay futuro?
No hay futuro ni podemos hablar de futuro en la medida en que el futuro es la expresión de lo que sucede a lo que uno vive, es decir, la consecuencia lógica y previsible. No es que haya un futuro malo. Yo creo que no tenemos ni un futuro bueno ni malo; creo que en este momento no podemos plantearnos el futuro porque algo se ha roto y todavía no tenemos la distancia para saber qué es lo que se ha roto y como nos ha desconectado de lo que éramos y la irrupción de lo digital y la globalización han creado una ruptura radical en el discurso, en el transcurso de la historia, que nos desliga del futuro. No hay futuro en la medida de que ni tu ni yo de ninguna de las maneras podemos prever qué es lo que nos sucederá.


Paro “El paro nos vuelve conservadores y alguien conservador prefiere mantener su sitio a aprender y a crecer”

Especial entrevistas Festival Celsius 232 de Avilés 2013
  • Entrevista con David Simon, creador de The Wire (ingléscastellanocatalán).
  • Entrevista con Cristina Fallarás, periodista y escritora de A la Puta Calle (castellanocatalán).
  • Entrevista con Christopher Priest, autor de El Truco Final (ingléscastellanocatalán).
  • Entrevista con Elio Quiroga, cineasta y escritor de El Despertar (castellanocatalán).
  • Entrevista con Ian Watson, creador de la historia de Inteligencia Artificial (ingléscastellanocatalán).
  • Entrevista con David Monteagudo, escritor de Fin y Brañaganda (catalán).
  • Entrevista con Steven Erikson, escritor de la saga Malaz: el Libro de los Caídos (ingléscastellanocatalán).
  • Entrevista con Ana Campoy, escritora de la serie de libros Las Aventuras de Alfred & Agatha (castellanocatalán).
  • Entrevista con Robert J. Sawyer, escritor de FlashForward (ingléscastellanocatalán).
  • Entrevista con Carlos García Miranda, autor de Enlazados y guionista de Los Protegidos y El Internado (castellanocatalán).
  • Entrevista con Joe Abercrombie, escritor de la trilogía La Primera Ley (ingléscastellanocatalán).

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