Susana Vallejo. Foto: Adrià Guxens. |
“Estudiar está bien, pero hay cosas que se aprenden de otro modo”,
comenta la escritora Susana Vallejo.
Quizás es por esto, por su anhelo de aprender y de vivir nuevas experiencias,
que ha pasado por multitud de trabajos: desde atender en un hipermercado a
vestirse de perro, pero también ha sido modelo de peluquería, ha colaborado en
una radio pirata y hasta ha descargado camiones. Son partes de su vida que ha sabido
reaprovechar para sus novelas en forma de personajes, situaciones o diálogos.
Ávida lectora de Alejandro Dumas, Salgari y de los grandes clásicos de
aventuras de pequeña, Susana nos ha regalado una de las mayores joyas juveniles
españolas de los últimos años: la tetralogía Porta Coeli, un historia
que empieza dentro del género fantástico aunque acaba llegando a la ciencia
ficción en su último tomo. De hecho, lo que para Vallejo está aún en el terreno
de la ciencia ficción es la normalización entre papel y digital por parte de
las editoriales, que “todavía desprecian enormemente este último formato”, comenta
la escritora, que lee en ambos soportes y está trabajando para colgar su obra
en Lektu, una plataforma online de
venta de contenidos digitales.
Adria’s News entrevista a esta autora
madrileña afincada en Barcelona que ha centrado varias de sus novelas en la
ciudad condal, ya sea en la del presente, como en Berlín, 109, o en la del
futuro, como ocurre en Switch in the Red. “¡Sólo me falta
escribir algo de la Barcelona del pasado!”, exclama Vallejo.
Naciste en Madrid el mayo del
68. ¿Te consideras revolucionaria?
Sí. No en
cosas que se noten, pero normalmente no hago lo que tengo que hacer. Éste es el
resumen perfecto, tanto en la vida profesional como en la vida personal.
Además, soy súper cabezota. Si yo creo que es así, es así, y me da igual que el
mundo vaya en aquella dirección porque no puede ser [Risas].
Ahora vives en Barcelona, y varias
de tus novelas, como Switch in the Red
o Calle Berlín, 109 están ambientadas
en esta ciudad. ¿Por qué este escenario?
Vivo en
Barcelona desde hace 20 años, por lo que ya la considero mi ciudad. Aún así,
creo que no he perdido la visión del guiri, la visión del extranjero, del que
no es de allí, porque creo que los que sois de aquí, o de Catalunya, pero en
concreto la gente de Barcelona, ya no sabe apreciar lo que tiene, ¿sabes? Yo muchas veces voy en el autobús y voy
mirando los edificios, y son preciosos. Cualquier trocito es una maravilla
modernista que te pasa desapercibido. Portales que parecen de lo más normal, ya
que no son de ningún edificio maravilloso, ni del modernismo típico, son
preciosos, y te fijas y todavía están los pomos, los dibujos… y aunque muchos
están ya cayéndose a pedazos, tienen la belleza de lo decadente. Me encanta
mirarlos y no quiero perder nunca esa visión de saber apreciar la belleza.
Entonces, esos libros eran como un homenaje a la
ciudad…
Sí, bueno,
y aparte también porque es lo que conozco, es mi ciudad y me gusta. A veces
pienso en volver a escribir sobre Madrid, pero el Madrid que yo conozco es el
de hace 20 años, y aunque no haya cambiado mucho arquitectónicamente, sí que es
distinto. Y Mañana todavía hablo del
Sants del futuro, pero en realidad estoy hablando de la gente de Sants de
ahora. Y el otro día sin fijarme, digo: “¡Caramba, estoy retratando Barcelona
otra vez! Pues me falta alguna del pasado, pero del presente y del futuro ya lo
he hecho en Switch in the Red, en Mañana todavía, en Berlín y en algún otro relato que tengo”. Se ve que tiene que venir
alguien de Madrid a hablar sólo sobre Barcelona [Risas].
Diversidad “Me parece súper aburrido escribir siempre el mismo género”
¿Y del pasado qué época escogerías?
Bueno, de
Barcelona desde luego la época del 1888, o así…
El cambio de
siglo, ¿no?
Sí. Es muy
gracioso. Cuando me vine a vivir a Barcelona me habían recomendado leer en Barcelona, la Ciudad de los Prodigios,
que me leí nada más llegar, y la disfruté mucho, mucho. Cuando veo la ciudad
con esa visión un poco objetiva me acuerdo de eso, y creo que escogería esa
época.
Has tocado varios géneros…
Escribo de
todo, aunque esa es una de las cosas que no debería hacer porque es mucho más
fácil definir a éste “T” de terror, que “T” de fantasía. Los lectores buscan en
cada escritor lo que les gusta y entonces ya saben que se pueden encontrar,
pero yo no. Yo escribo lo que me apetece, pues me parece súper aburrido
escribir siempre, no sé, histórico. Está muy bien, es muy divertido, te
documentas, creas los personajes, la ciudad, estás viviendo otra época, y tal,
pero ¿es que toda la vida vas a estar escribiendo histórico? ¿Toda la vida vas
a estar escribiendo negra? Entonces hago lo que me apetece, y es un problema
muy grande de cara a la comercialización.
Y también de cara a la editorial, supongo…
Es que a
mí me pasa al revés. Yo cuando termino un libro y lo tengo digo “¿Y ahora qué
hago con esto? ¿A quién le puede interesar?” Y entonces es cuando pienso “Ah,
vale, es una aventura juvenil, se supone”, pero yo no pensé juvenil cuando lo
escribía, sino que lo escribía para adultos. Lo que pasa que cuando lo tuve
acabado es que se va a vender mejor y me lo va a coger mejor una editorial de
juvenil porque es un tipo de aventura que los jóvenes van a entender mejor y
esa editorial lo va a entender mejor. Pero esto como escritora no me favorece porque
el editorial nunca sabe lo que puede esperar y yo puedo salir por dónde sea.
Harry Potter “Los adultos tenían un
recelo hacia lo juvenil que gracias a Harry
Potter desapareció un poco”
Susana Vallejo con el primer libro de Porta Coeli. Foto: Adrià Guxens. |
Es un riesgo pero quizás así es la única forma de
sorprenderse a uno mismo…
Exacto.
Siempre suelo decir que en mis novelas hay un ingrediente fantástico, pero es
que ya no es siempre, porque algunas veces he escrito cosas que son puramente
realistas. Es lo que sale. Me gusta explorar un camino, me enamora una historia
y si es otra cosa que no tiene que ver con lo que tenga etiquetado, pues
adelante, porque es lo que me apetece en ese momento.
¿Crees que existe aun un prejuicio en la
literatura de género?
Sí. En
todos los géneros. En la negra quizás está desapareciendo más, pero en la
ciencia ficción, terror y fantasía… Aún se ven muchos títulos de ciencia ficción
en los que la editorial ha ocultado el nombre ciencia ficción y utiliza en su lugar
distopía, anticipación o no dice nada, ¡pero aquello es ciencia ficción lo
mires como lo mires! [Risas]. Lo que pasa es que está desapareciendo. Sí que es
verdad que en los últimos 20 años se ha visto una evolución brutal, porque
antes la ciencia ficción, los que conocíamos la ciencia ficción y nos gustaba y
veíamos que no era no sólo, digamos, la típica marcianada, éramos unos pocos,
pero las nuevas generaciones que han ido creciendo, los niños que nacieron hace
20 años ya dan como normal que la ciencia ficción está en todos sitios y
entonces ellos ya no tienen estos prejuicios e incluso se han construido
referentes de este mundo.
Ahora en la historia del cine reciente vemos
películas como Avatar o Gravity, que casi llegan hasta el final
de la carrera de los Oscar…
Sí, sí, o
series de televisión, también. Entonces, el componente fantástico ya esta ahí,
ya no es una cosa de “esto no me lo puedo creer”, ¿sabes?
¿Y en el juvenil también hay un cierto recelo por
parte de los adultos?
Bueno, yo
creo que los adultos tenían cierto recelo hacia lo juvenil en general y que
gracias a Harry Potter desapareció un
poco porque muchos adultos dejaron de leerlo como algo que era infantil o
juvenil y se lo empezaron a pasar en grande, y esto está muy bien [Risas]. ¡Qué
más da qué etiqueta lleve puesto! Entonces lo que hizo Harry Potter fue hacer despegar a lo infantil y juvenil, por un
lado, y a lo fantástico por otro. En España, por ejemplo, antes de Harry Potter la primera obra que mandé
yo en una editorial era de temática fantástica, bueno de hecho era el tercero
de Porta Coeli, que es el primero que
yo escribí. Era una versión muy primitiva de aquella historia y, ya ves,
totalmente fantástica. Me acuerdo que lo mandé a la editorial, era la primera
vez que lo mandaba así a lo bestia en una editorial, y recibí un tarjetón del
editor, a mano, que se había molestado en poner cuatro cosas. La tengo
guardada, y decía: “Oye, esta novela no está bien organizada, pero yo he visto
que puedes dedicarte a escribir. Hay trozos que están muy bien escritos.
Dedícate a esto. Pero, ¿por qué no escribes otra cosa que no sea fantástica?
¿Por qué no haces algo realista ?” Y yo pensaba “NO” [Risas]. Yo pensaba “pues
me mandó un buen consejo, sigue escribiendo, tal y cual, pero a mi me gusta lo
fantástico ¡y voy a seguir escribiendo fantástico!” [Risas]. Y bueno, pues aquí
estoy.
Tabú “Aún se ven muchos títulos de ciencia ficción en los que la editorial
oculta ese nombre y utiliza en su lugar distopía”
Has dicho que empezaste a escribir con el tercer
libro de la saga de Porta Coeli. ¿Ya
entonces sabías que querías ser escritora y que ésta sería tu primera novela, o
era algo que surgió a medida que la ibas avanzando?
Mira,
tenía esta novela que había mandado hacía 20.000 años, pero la historia estaba
ahí y tenía muchísima fuerza, pero entonces hubo un momento en mi vida que dije:
“Voy a ponerme a escribir en serio”. Yo siempre había pensado que cuando me
jubilara escribiría, pero me pasó una cosa de salud y me dije: “¿Y si me muero antes y no me
jubilo? ¡Hay que jorobarse! [Risas]. En aquel momento acababa de tener a la
niña y llevaba como un año y medio durmiendo cuatro horas, por decir algo. Y
como la niña empezó a dormir, y como yo me había acostumbrado a dormir tan poco
tiempo pues me puse a escribir por la noche y si tenía sueño me aguantaba.
Entonces fue cuando empecé y retomé aquella historia. Yo quería publicarlo y
quería darme a conocer, pero en vez de mandarlo a lo loco a las editoriales
como había hecho hacía años, que además alguna me había escrito como dos años
después diciendo “perdimos tu manuscrito, luego lo hemos encontrado, y ahora
nos lo hemos leído y no nos interesa, pero gracias” y tu “¡Ay, por Dios!” Y
decidí empezarlo a mandar a concursos.
¿Concursos en general o concursos juveniles?
Juveniles,
porque esta historia era algo muy fácilmente encajable en lo juvenil, así que
lo empecé a mandar a concursos de este tipo. Cuando fallaba el concurso y yo
veía que no había ganado y que hacia nueve meses que lo envié lo que hacía era
recuperar esa novela, y la leía con ojos objetivos. Decía: “Esto es muy largo,
esto sobra, aquí me falta un personaje”, y me lo inventaba, “aquí se necesita
una escena más que tal y cuál”, porque inventas el personaje y este el
personaje aparece en todos los sitios, ¡que no era algo que apareciera allí y
ya está! [Risas].
Lo ibas mejorando…
Claro, y
al final llegué a finalista del premio Edebé y me dijeron que me lo iban a
publicar. ¡Me puse más contenta! Yo quería era ser escritora y encima con Edebé,
que es muy importante. Me dijeron que me lo publicarían pero, claro, tenían su
calendario de publicación y me comunicaron que tardarían como un año en
publicármelo, y yo estaba moviendo otras historias para otros concursos porque
tenía varias a la vez, y otra era una parecida al primer volumen de Porta Coeli. Y dije, “claro, esto era el
origen de esto otro, y si lo propongo para que no sea un libro suelto, sino
para que sea una trilogía, pues no puede ser porque no la acabo, tienen que ser
cuatro”. Y la primera, o sea, la tercera ya estaba escrita y la primera la
tenía casi, casi. Total, que hice una estructura, y
se lo comuniqué a Edebé.
Precio “No puede costar lo mismo un libro en papel que un libro en digital”
Es interesante como la historia
empieza en fantasía y acaba en ciencia ficción…
No lo tenía previsto, pero es que es lógico. O sea, en la Edad Media las
cosas que no entiendes son magia, son fantasía; son cosas que no tienen ahora
explicación posible ni sabemos como solucionar, pero puede que la ciencia les
dé explicación en un futuro, de manera
que al final es ciencia ficción.
Otro elemento que se produce al situar
los libros en distintas épocas es que los personajes son distintos en cada
volumen. ¿Tenías miedo de perder lectores a aquellos lectores que seguían Porta Coeli por sus primeros personajes?
No. A ver, tú eres Harry Potter, o quien sea, y vives una aventura
maravillosa, algo que es una pasada. ¿Al año siguiente volverás a vivir otra
cosa maravillosa? Por probabilidades, no. Les va pasar a otros [Risas]. Como en
mi caso son historias en épocas distintas, los protagonistas también son
distintos, y quizás los antiguos pueden aparecer de extras, luego ya pasan un
montón de siglos y no aparecen los mismos y luego son otros. Entre la tercera y
la cuarta sí que hay mas parecidos. Yo siempre digo que cada uno se puede leer
por separado, pero el cuarto o es mucho mejor que vaya con el tercero, que ahí
sí que hay incluso personajes que se repiten. Y además, si has cogido cariño a
alguno, y luego muere, tiene mucha más fuerza que si no muere.
Al
retratar distintas épocas, y especialmente en los primeros libros, te tenías
que documentar. ¿Cómo lo hiciste?
¡Oh, me
encanta! Bueno, el primero, como era mi primera obra, me daba más miedo
asentarlo en un lugar concreto y real, y cuando ya cogí confianza, decidí
situar el segundo en Toledo. Entonces, me documenté con libros antiguos de mi
familia, con Internet, por supuesto, y yendo a los sitios donde pasaron las
cosas. Por ejemplo, el nombre de Santa Ceclina existe de verdad. Evolucionó en
Celine o Ségolène, y había una ermita de Santa Ceclina aquí, en Cataluña, y
como no encontraba nada con este nombre por Internet fui a buscar al párroco,
que iba una vez al año a la ermita porque era la fiesta que hacían en el sitio,
y el tío emocionado: “¡Alguien me pregunta!” [Risas]. Y el segundo decidí
Toledo porque es una ciudad que conozco muy bien y a la que sigo yendo siempre
que puedo porque es una maravilla. De hecho, el Toledo del siglo XIII o XIV, lo
tengo tan claro en mi cabeza, que luego hice otra historia que no se ha
publicado, aunque fue finalista en Minotauro.
Spin-off “¡Sería una pasada escribir un libro sobre Cintia y la Revolución
Francesa!”
Susana Vallejo. Foto: Adrià Guxens. |
¿Tienes
previsto hacer algún spin-off de
alguno de los libros?
Sí. Eso
sí. Quizás, porque hay un personaje, que es Cintia, que me encanta y además,
igual que Teresia, es que veía su historia desde que nació. Sé que ella es la
Revolución Francesa y su aventura es en la Revolución Francesa, que descubre
sus poderes y demás, y que es una persona implicada con los protagonistas de la
Revolución Francesa, que no es una época que controle demasiado, con lo cual
tendría que documentarme muchísimo, y volvería a ser histórico, ¡pero quedaría
un pasada!
Estudiaste
publicidad y relaciones públicas. ¿Cómo ha influido esto en tu carrera como
escritora?
Ha
influido en mi visión del mundo. Lo que pasa es que en algunos libros se ve más
y en otros no. En mi visión de los libros en sí como productos, ¿sabes? Hay
muchos escritores que dicen: “Soy escritor, artista…” Entonces, yo escribo y
para mí es arte, y lo hago lo mejor que puedo, pero soy súper consciente de que
soy un producto para la editorial y que la editorial me mira como producto. Lo
de ser consciente de esto me ha ahorrado una de traumas que tienen otros
escritores que ni te imaginas [Risas]. Y por ejemplo, en determinadas obras,
tipo Swith in the Red, siempre tengo
la visión mercantilista de contar determinadas cosas que otros autores no se
fijan para mi son súper importantes; y te aparece la televisión, te aparecen
los anuncios, te aparecen los spots y los eslóganes, incluso. No puedo
evitarlo, pues es mi visión del mundo.
He
leído que has hecho de todo. Has trabajado en un hipermercado, te has vestido
de perro, has sido modelo de peluquería y descargado camiones, para mencionar
sólo algunos. Supongo que todo esto te ha dado muchas herramientas para
trabajar situaciones o personajes de tus libros…
Hay miles,
y además es que hay muchas que a lo mejor a la gente le parecen inventadas,
personajes, frases, o lo que sea, pero que en cambio son verdad. Ahora mismo no
sabría decirte, pero todo lo que he vivido en mi vida está ahí... He trabajado
en mil cosas: he hecho de periodista, he trabajado tanto en radio pirata como
en radio nacional… Además, mientras estudiaba, trabajaba y me metía en todo lo
que podía por inquietud. Hay que estudiar, y está bien, pero hay cosas que se
aprenden de otro modo.
Comercialidad “Soy súper consciente de que soy un producto para la editorial, algo
que me ha ahorrado una de traumas que ni te imaginas”
El 2011
ganaste el premio Edebé. ¿Te abrió muchas puertas?
Muchísimas...
¡Y una emoción! Cuando se presentó el premio a los periodistas yo estaba muy
emocionada pero dije “no voy a llorar”, y entonces la jefa del jurado, como
quién dice, empezó a decirle damos el premio a esta obra por tal, por cual y yo
rompí a llorar, y decía “no llores, Susana, que hay mucha gente y mucha luz.
¡Trágame tierra!” [Risas] Sobretodo
con un premio así, que es un premio justo, porque hay concursos que están
comprados, en los que ya se sabe quién va a ser el ganador. Entonces, si tu vas
y dices “yo he ganado este premio, léete por favor mi manuscrito”, sabes que se
lo leen, y ya no va como antes, lo de te lo mando a lo loco. Es que es lo único
que pido, el que no se pasen dos años para leérselo. Lo demás ya me lo curraré
yo.
¿Con
qué libros creciste, Susana?
Con los
que había en casa. Ahí sí que no tuve criterio hasta que fui mayor y pude
elegir y comprar mis libros propios. Entonces tiré para la ciencia ficción,
pero primero fue lo que había en casa, que era la biblioteca del cole. Estaba
Alejandro Dumas, estaba Haggard, estaba Salgari, los grandes clásicos de
aventuras. Dumas era brutal y me encantaba. Y Ella, de Haggard era brutal. Si intento analizar las cosas con una
visión objetiva veo que la influencia de Ella
ha sido enorme en mis libros.
¿Y en
este momento qué estás leyendo?
Ahora
mismo estoy leyendo una antología de relatos de novela negra escritos por
mujeres en los que participé y que había abandonado con anterioridad y que se
llama… Buf, soy horrible para los nombres y no me acuerdo del título porque soy
totalmente visual.
¿Lees
en papel o digital?
Leo en
papel y digital.
Inspiración “Hay muchos personajes y frases en mis libros que a la gente le
parecen inventadas, pero que son verdad”
Susana Vallejo. Foto: Adrià Guxens. |
La llegada del digital ha arrastrado polémica entre algunos escritores. ¿Qué piensas
de ello?
Me
encanta, creo que es necesario por todo y que ahorra muchos problemas, porque
llevar el tocho de Martin o cualquier libro de este tamaño en el metro… [Risas]. Es acostumbrarse. Me
encantan los libros y son totalmente comparables. Un libro es un objeto
precioso que puedes regalar del que me encanta el olor de la tinta y el tacto
del papel y mirar la tipografía que han usado, como está maquetado, porque
también he hecho maquetación [Risas].
Y
dibujos animados, ¿no?
Sí. De
hecho, los de Porta Coeli son míos.
Algunos están bien y otros son peores porque los tuve que terminar a última
hora. Entonces, me fijo mucho en la maquetación, en como ponen los puntitos,
los números de página…
En una
de las charlas del Festival Celsius 232 se comentaba que con la compra de un
libro en papel te tendrían que regalar la copia digital. ¿Estás de acuerdo?
Pero es
que hay miles, compras papel y te regalan el digital, luchas contra la
piratería… Primero sale el papel, luego lanzas el digital a los 15 días al
mismo precio que en papel, a 20 €, pero a las tres semanas lo pones a 10€,
porque es que no puede costar lo mismo. Yo si soy una súper fan de Martin, por
ejemplo, y es que estoy deseando saber qué ha sido de tal personaje y cual, me
lo compro y me da igual pagar los 20 €, pero si voy mal de pelas digo “No. Me
espero tres semanas, que no pasa nada y lo compro en digital”. Si es que hay
miles de opciones, y en América están jugando más con ellas.
Reconocimiento “El Premio Edebé es un premio justo, no como otros concursos en los que
ya se sabe quién va a ser el ganador”
Parece que es más un problema de editoriales que
de escritores.
Claro, si
es que las editoriales desprecian el digital, totalmente. Es que no quieren
dedicarse a ello, cuando es que es el futuro. O sea, si no se ponen las pilas
de verdad se las van a comer con patatas. Es ridículo que estemos tirando
árboles hoy en día cuando todo puedes tenerlo ahí, en la red.
¿El
gran enemigo de la literatura es la piratería?
No, ni
mucho menos. Para mí es al revés. Si los piratas se leen lo que bajan es una ayuda
porque se pueden enganchar y el próximo libro puede que lo compren, si está a
un precio razonable. Si la piratería es bajarse libros sin sentido y tener diez
mil libros ahí en tu ordenador es ridículo. Pero que se lo bajen y no se lo
lean tampoco es ningún problema porque no están quitando ventas. O sea no, la
piratería es algo que existe, que va a existir y luchar contra ello es muy
difícil, entonces tienes que buscar opciones, tanto a la hora de distribuir el
libro como de crear plataformas, como Lektu. Y yo de Lektu soy súper fan. Ellos dicen “el pirata no es mi enemigo”. O
sea, todos son lectores, pues vamos a intentar que ellos estén contentos y
nosotros también. “Es que la piratería nos está destrozando la vida” y no, no
es la piratería. Es el concepto de negocio y el concepto de ocio que ha
cambiado, que coincide porqué hay piratería, pues también, pero son muchas
causas. Y van a desaparecer librerías, van a desaparecer editoriales y van a
desaparecer autores. Son tiempos interesantes, los que vamos a vivir. Hay que
joderse, pero es lo que toca.
¿Qué
proyectos de futuro tienes?
Siempre
tengo una novela entre manos, pero ahora es mentira, no la tengo entre manos
porque hace dos meses que no la toco. Es una cosa juvenil; de las pocas obras
juveniles que realmente desde el principio digo “quiero que sea juvenil”, y les
voy a contar una historia de amor. No sé si para el año que viene [2015] o para
el siguiente, no lo sé porque este año ha sido rarísimo porque me he centrado
más en rescatar, por ejemplo, Switch in
the Red, que ahora está en Lektu y había que
actualizarlo y corregirlo porque había muchas cosas tecnológicas que han
evolucionado, y ahora quiero rescatar Porta Coeli, para tener
de cara a setiembre u octubre [2014] los cuatro corregidos, leídos y
arreglados para poderlos colgar también en Lektu.
Piratería “Piratas o no, todos somos lectores, pues vamos a intentar que ellos
estén contentos y nosotros también”
- Entrevista con George R.R. Martin (catalán, castellano, inglés).
- Entrevista con Neil Gaiman, autor de American Gods (castellano, inglés).
- Entrevista con Patrick Rothfuss, autor El nombre del viento (castellano, inglés).
- Entrevista con Tim Powers (Las puertas de Anubis).
- Entrevista con Dmitry Glukhovsky (Metro 2033).
- Entrevista con los Organizadores del Festival Celsius 232.
- Entrevista con Alejo Cuervo (editor de la saga Canción de Hielo y Fuego).
- Entrevista con Enrique Corominas (ilustrador de la saga Canción de Hielo y Fuego).
- Entrevista con Cristina Macía (traductora de la saga Canción de Hielo y Fuego).
- Entrevista con Lisa Tuttle (co-autora de Windhaven).
- Entrevista con Joe Abercrombie (La primera ley).
- Entrevista con Steven Erikson (Malazan: El libro de los caídos).
- Entrevista con Lisa Tuttle (Windhaven).
- Entrevista con David Simon (The Wire).
- Entrevista con Christopher Priest (El prestigio).
- Entrevista con Ian Watson (Inteligencia Artificial).
- Entrevista con Robert J. Sawyer (FlashForward).
- Entrevista con Cristina Fallarás (A la Puta Calle).
- Entrevista con Elio Quiroga (El Despertar).
- Entrevista con David Monteagudo (Fin).
- Entrevista con Ana Campoy (Las Aventuras de Alfred & Agatha).
- Entrevista con Carlos García Miranda (Enlazados).
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