diumenge, 19 d’abril del 2015

Tim Powers: “Siempre he tenido miedo de encontrarme conmigo mismo”

Tim Powers.                                                                    Foto: Anna Guxens.

You can read the interview in English (V.O.) here.

Traducción de Adrià Guxens.
Conocer a Tim Powers es todo un privilegio, y aún lo es más charlar con él durante más de media hora, superando el tiempo que me han asignado para la entrevista. Pero nadie protesta, pues su editor en España, Alejo Cuervo, está también presente, disfrutando de la conversación y metiendo baza de vez en cuando. ¿Quién se atreve, entonces, a interrumpir a Tim Powers?, un hombre que además de su innegable talento para desarrollar algunas de las mejores tramas conspirativas de la ficción también tiene el don de contar historias por el medio oral. Y los temas, con él, no se acaban, ya que siempre queda algo de su pasado, presente o futuro por desgranar.
Por un lado, Powers es uno de los precursores del steampunk, estilo que ya se encuentra en una de sus primeras novelas, Las Puertas de Anubis; por otro lado, ha conseguido que Disney lleve a la gran pantalla su novela En costas extrañas, convertida en la cuarta entrega de una de las franquicias más taquilleras del cine moderno, Piratas del Caribe; también puede fardar de ser amigo de uno de los más grandes escritores de ciencia ficción de todos los tiempos, Philip K. Dick (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, 1968) y hasta se ha inventado a cuatro manos con su colega James P. Blaylock el poeta imaginario William Ashbless, que ya tiene varios libros publicados.


Estoy en el Festival Celsius 232 de Avilés, y me encuentro con Tim Powers en el agradable patio interior del hotel donde se aloja. Dice estar un poco cansado porque hace sólo cuatro días que acabó su último trabajo, pero está encantado de tomarse estas pequeñas vacaciones en Asturias, lugar donde vivieron algunos de los antepasados de su mujer, Serena. Powers me cuenta que hace veinte años que dejó de beber, pero supongo que sólo se refiere al alcohol, pues no deja en paz la lata de Coca-Cola que lo acompaña en todo momento, como si tratara de su Fuente de la Eterna Juventud particular. Pero a pesar de sus 62 años, conserva una memoria impresionante (me recita un par de poemas de pe a pa) y el espíritu de un adolescente que, entre broma y broma, te cuenta todas sus peripecias. Es una charla que acaba con un intercambio: Powers me firma tres libros (del revés, siguiendo su estilo personal) y él ha sacado de la entrevista tres ideas para futuros libros. Ya veis, ha sido un gustazo para ambos.

Si tuviera mis libros distribuidos por género en la estantería, no sabría dónde poner los suyos, ya que bien podrían encajar en la sección de fantasía, de ciencia ficción, de terror y de novela histórica. ¿Cómo definiría su estilo?
Siempre he pensado que si estás escribiendo una historia fantástica te interesa que el lector crea que aquello está ocurriendo de verdad. Es decir, no quieres que piense: “Oh, así que se trata de un cuento chino… Por esto quieres que la historia ocurra en Londres, Madrid, París, Roma… En definitiva, en el mundo real. Y, por eso, si estableces que hay magia en esas ciudades, esta tiene que ser secreta, por lo que no saldrá en los periódicos, obviamente, aunque sí que tienes que ir dejando pistas que prueben que la magia existe.

Así que cuando hace sus indagaciones se concentra en buscar pequeñas conspiraciones para poder dejarnos estas pequeñas pistas…
Exactamente. Me interesa explorar la historia buscando algo de lo que puedas decir: “Esto es realmente muy mundano”, pero si lo pones de otra forma, puede parecer una clave que te ayude a convencer al lector del contexto sobrenatural que has creado. Así que utilizo la historia para asegurarme la credibilidad del lector, al que quiero siempre que piense: “Bien, es verdad que Londres tiene esta calle, ya que Shakespeare también la mencionó. ¡Así que quizás esta historia es real!” Por esto, mediante la historia, la ciencia y la literatura, puedo llegar a hacer creer al lector que les estoy contando la verdad. De hecho, a veces hasta me lo creo yo mismo y, por la noche, me encuentras murmurando: “¡Creo que todo esto es real y que he descubierto un secreto!” Y justo después de eso pienso que el CSI ha estado monitorizando mi investigación y que tengo un francotirador en el patio de mi casa…

Piratas del Caribe “La mejor película es la primera, ¡pero también soy muy fan de la cuarta!”


Tim Powers.                                                                      Foto: Anna Guxens.

En sus libros nos presenta a la magia como algo muy antiguo, casi borrado por completo del conocimiento colectivo. Es decir, la usa de un modo muy distinto a la mayoría de autores actuales, que la tratan como el elemento que puede solucionar todos tus problemas, como si de un jóker se tratara…
Es cierto, pero el mío, como dices, es un tipo de fantasía muy distinto. Lo que escribo pasa en nuestro mundo, aunque detrás de las bambalinas, si te fijas bien en los rincones más oscuros, te darás cuenta que los fantasmas y los vampiros han estado siempre allí. Por otro lado, hay otro tipo de fantasía que ocurre, digamos, en Los Ángeles, en la que tú alquilarás los servicios de un exorcista, hay bandas visibles de vampiros deambulando por las calles y si tienes una urgencia podrás pedir una alfombra voladora, ¿sabes? En otras palabras, es una magia sobresaturada y demasiado fingida. A mí me gusta tener una base real y después añadir los ingredientes fantásticos, por lo que si he hecho mi trabajo correctamente, se leerán mi obra como si se tratara de una novela de espías, en la que la acción puede estar ocurriendo ahí fuera en este preciso instante.

Ha tomado prestados muchos personajes históricos en sus libros: Mary Shelley, Lord Byron –éste, más de una vez–, Coleridge… ¿Cómo los escoge? 
De vez en cuando leo algo de no-ficción para cambiar de aires –una biografía, o una novela histórica– y, a veces, me encuentro con algo un poco raro, por lo que pienso: “Eso es rebatible…” Y entonces, me encuentro con otro punto extraño y me digo: “Creo que tenemos algo…” Por ejemplo, hace algún tiempo me leí una biografía de Thomas Edison y descubrí que su último aliento se encuentra en una probeta en un museo de Michigan y parece que fue cosa de Henry Ford. Él dijo a los hijos de Edison: “Vuestro padre es un viejo amigo. Por puro sentimentalismo, ¿cuando expire me podríais cazar su último aliento para mí?” Entonces leí que Edison, en sus años de vejez, quería inventar un teléfono que te permitiera hablar con los muertos. Y empecé a leer biografías y más biografías de él en las que buscaba tres pies al gato, pues no quería conocer al Edison real, sino un a Edison falso que inventaría yo. Así que cuando me encontraba con cualquier cosa extraña que hiciera, aunque pareciera un sinsentido, yo pensaba: “¿Y si no fuera un sinsentido? Y si fuera algo muy astuto dadas unas circunstancias mágicas?”.

¿Ha recibido alguna vez alguna queja por haber utilizado personas reales como base de sus libros de ficción?
No, aunque a veces me preocupo por ello. Si escribo sobre Byron no hay problema, pero también he escrito sobre Bugsy Siegel, un gánster americano que hizo verdaderas atrocidades. Y él tiene hijos que aún están vivos, y pienso: “¿Ofenderá mi libro a sus hijos? ¡Pero si mi versión es infinitamente más amable que cualquier otra! Hasta le convertí en un tipo majo, por lo que tendrían que estarme agradecidos!” Y en el libro que acabé hace cuatro días aparecen Rodolfo Valentino y Alla Nazinova, los dos actores de cine mudo, y pensé: “No creo que ellos tuvieran hijos, así que probablemente no ofenderé a nadie”.

De hecho, en sus libros también menciona a otro actor de Hollywood, Humphrey Bogart, así que imagino que es todo un cinéfilo y también un gran fan de la Era Victoriana y el Romanticismo…
Absolutamente. Estoy fascinado por el siglo XIX porque con gente como Byron y Shelley, que tuvieron vidas tan dramáticas, sólo necesito juntar los puntos. Fue un poco más difícil con Christina Rossetti, que aunque escribía poesía bastante rara y su vida presenta momentos un tanto estrambóticos, era muy calmada y casera. Así que no la podía convertir en una mujer que se dedica a cazar vampiros a caballo porque su perfil era bastante bajo. Sin embargo, quería que participara en los hechos, de algún modo, y tuve que ingeniármelas para que pudiera tomar parte sin ser una heroína de acción. Afortunadamente encontré gente en sus círculos que sí tuvieron vidas catastróficas, por lo que pude usarlos a ellos en las partes de acción, y a Rossetti en partes más tranquilas de revelación…

Adaptaciones “Espero que Hollywood piense que como Disney ha comprado los derechos de un libro mío deberían hacer lo mismo con el resto”
Alejo Cuervo (editor), Tim Powers y Adrià Guxens (entrevistador). Foto: Anna Guxens

James Blaylock, K. W. Jeter y usted mismo crearon el término steampunk. De hecho, Jeter dijo el 1987 que la fantasía victoriana sería el próximo gran movimiento literario. ¿Cree que su predicción se ha cumplido?
Sí. El cyberpunk era muy mayoritario por aquel entonces y cuando dijo la famosa frase que acabas de mencionar, afortunadamente incluyó mi nombre. Si no hubiera dicho Powers aquel día, dudo que la gente me considerara como un escritor steampunk. Pero sí que dijo Powers en la misma frase en la que dijo steampunk, por lo que Las Puertas de Anubis (1983) es considerado como uno de los primeros libros con la estética steampunk. Por susupesto ya había gente haciendo ésto antes, como Michael Moorcock con The Warlord of the Air (1971) o Harry Harrison con Tunnel Through the Deeps (1972). Los dos eran totalmente steampunk, pero Jeter inventó el término y por esto Blaylock, Jeter y yo mismo también somos considerados como escritores de steampunk.

Ha dicho hace un momento que antes del steampunk había el cyberpunk, y usted era amigo de uno de los más grandes representantes de este género: Philip K. Dick. De hecho, hasta aparece en su novela Sivainvi (1981), en la que es el alter ego de David. ¿Aparece Phil en alguno de sus libros de un modo oculto como hizo él con usted?
¡No, pero es una muy buena idea! Se lo debo, así que me acordaré de ello. Lovecraft y Robert Bloch también escribían el uno sobre el otro a menudo, pero Sivainvi era algo más que esto; era una autobiografía. Al menos, hasta que los personajes van a ver una película y conocen al salvador renacido. Pero todas las conversaciones del libro entre Jeter, Phil y yo ocurrieron de verdad, aunque hay un momento en la historia donde el personaje que representa a Philip K. Dick dice a mi personaje: “¿Podrías dejar de decirnos que hubiera pensado C.S. Lewis de esta situación? ¿Nos harías este favor?” Y le dije: “¡Yo no cito a C.S. Lewis continuamente!” Y él se rio: “¡Hi, hi, hi, hi!”.

De hecho Philip K. Dick escribió una página del manuscrito de Las Puertas de Anubis, ¿o es sólo una leyenda?
Lo hizo, en cierto modo… Cada jueves mi esposa y yo solíamos invitar en casa a un grupo de personas, donde bebíamos cerveza y fumábamos puros. Generalmente, ellos llegaban antes que yo, porque salía tarde del trabajo. Pues un día que estaba ocupado escribiendo Las Puertas de Anubis, me olvidé de guardar la máquina de escribir, por lo que se quedó en la mesa con media página escrita. Aquel día, Philip K. Dick llegó antes que yo y vio esa media página. Decidió acabarla hasta al final a modo de parodia gamberra. Así que su página no aparece en el libro que publiqué, pero la guardé. ¡Al fin y al cabo, es obra de Philip K. Dick! [Risas].

¿Hizo algo parecido en otras ocasiones o fue un caso puntual?
Bueno, solía hacerlo. Recuerdo una vez que iba a enviar una historia corta a una revista de ciencia ficción, y escribí: “Estimado editor, espero que considere la historia que adjunto para su publicación. Muy cordialmente, Tim Powers”. Dick lo vio y añadió: “P.D.: Siempre leo su maravillosa revista y me gustaría que tuviera imágenes, especialmente de los personajes femeninos. Siempre las imagino con la cara llena de barro mientras yo les doy en el culo con una escoba o un palo”. ¡Y pensaba que enviaría aquel papel con mi historia sin darme cuenta de su P.S! [Risas].

Cuando Doyle [el protagonista de Las Puertas de Anubis], viaja al siglo XIX está empeñado en probar sus puros, mujeres y whiskey para compararlos con los de su época. ¿Qué le gustaría probar si viajara dos siglos atrás?
Ah! [Risas] Definitivamente querría probar los puros y el tabaco de pipa. Abandoné la bebida hará unos 20 años, pero si viajara al pasado llegaría a un punto en el que aún no lo había dejado, por lo que también probaría el whiskey y la cerveza, aunque seguramente llegaría sin un penique. ¿Que por qué me gustaría? Pues porque es algo que te preguntas. Tú lees un libro escrito durante el siglo XIX que dice: “Ellos bebieron un vino estupendo”. Y piensas: “Me gustaría saber qué es lo que ellos entienden por estupendo…” Y no hay modo de saberlo…

Cine “Por cada mil propuestas de película, sólo una va hacia delante”


Tim Powers.                                                                    Foto: Anna Guxens.

Las Puertas de Anubis es su novela más popular. Al menos, hasta que llegó Piratas del Caribe: En mareas misteriosas (Rob Marshall, 2011), que está basada en su libro de título homónimo. ¿Es la cuarta entrega de la saga su favorita?
La mejor es la primera. La he visto una y otra vez y no me canso, ¡pero también soy muy fan de la cuarta! [Risas] Estoy muy contento que la hicieran, porque podrían haber dicho: “Powers, tú no inventaste a Barbanegra; tú no inventaste la Fuente de la Juventud; tú no inventaste los piratas… ¡No te necesitamos!” Pero, afortunadamente, justo después del estreno de la primera película se pusieron en contacto con mi agente, y le dijeron: “Si esto se convierte en una franquicia y llegamos a la cuarta, compraremos el libro de Powers”. Así, que cuando la segunda película se estrenó, mi mujer y yo la fuimos a ver el primer día. Queríamos que fuera un éxito. Y lo mismo con la tercera. Y cuando, finalmente, dijeron que habría cuarta entrega, me aseguraron que sería sobre mi libro, aunque no compraron los derechos hasta el día antes de empezar a rodar. Hasta aquel momento, lo que habían comprado era la opción de adaptar mi libro, lo que quiere decir que nadie puede comprar sus derechos a parte de ellos.

¿Fue al set?
¡Port supuesto! Asistimos a un rodaje nocturno en Los Angeles. El guionista nos llevó de un lado al otro diciendo: “¡Mira, Penélope Cruz! Tienes que conocer a Tim y Serena Powers. ¡Johnny Depp, ven aquí!” Y yo: “¡Ya lo cojo, es Johnny Depp!” Le dije que me encantó Ed Wood (1994) y que admiraba a Hunter S. Thompson, que era su amigo. Y él: “Sí, sí, vale, de acuerdo” y se fue. Todo el mundo estaba muy, muy ocupado, así que mi mujer y yo nos fuimos pronto.

¿A parte de En costas extrañas (1987), le gustaría ver otros libros llevados al cine?
¡Absolutamente todos! Cuando En costas extrañas se convirtió en una de las películas de Piratas del Caribe, pensé: “Espero que el resto de Hollywood piense: ‘Disney ha comprado los derechos de un libro de Powers. Quizás deberíamos hacer lo mismo…’” Hasta la fecha, no lo han hecho, pero me encantaría. Y si dijeran: “De acuerdo, Powers, haremos una película sobre uno de tus libros, pero lo cambiaremos un poco. Será un musical animado con hámsteres bailarines”. Y les respondería: “¡Perfecto, estoy con ustedes!” Porque no me importa si es una peli buena o mala. ¡Sólo quiero que la hagan! Recuerdo el caso de James M. Cain, que ha visto llevados al cine algunos de sus libros, como El cartero siempre llama dos veces (1934) y Perdición [o Double Indemnity] (1943). Pues recuerdo que alguien le preguntó: “¿Qué opina sobre lo que Hollywood les ha hecho a sus novelas?” A lo que respondió: “No les ha hecho nada. ¡Miren! [Powers coge un libro de la mesa y lo ojea]. Son las mismas que antes de las películas”. Pues esta sería mi actitud, también.

Pero imagino que cuando alguien quiere adaptar uno de sus libros intentará mantenerse fiel al original, ¿no?
A veces me he encontrado gente que me ha llamado diciendo: “No descansaré hasta que su libro se convierta en la película que se merece”. ¡Pero es que no me importa! Y probablemente, después, dirán: “No podemos ofrecerle ninguna opción para los derechos, en estos momentos”, a lo que les contesto: “Pues toma prestado el dinero de tu madre”. Porque aquí hay dos cosas: el estreno de la película y el dinero en forma de opción. Una de ellas es completamente imaginaria, así que mejor centrarse en la que realmente puede ocurrir. [Risas]

Secuelas “Cuando aparecen las primeras canas siempre hay la tentación de poner todos los personajes de tus viejos libros en un libro”
Tim Powers.                            Foto: Anna Guxens.


¿Recibe muchas ofertas, pues, de gente interesada en hacer alguna adaptación cinematográfica de su obra?
Bueno, de vez en cuando. A veces, hasta alguien compra una opción, como ha ocurrido ahora con Las Puertas de Anubis. Espero que hagan la película, y si lo consiguen, sólo les pido dos cosas: “Primera, si hay alguna escena de multitudes, mi mujer y yo tenemos que estar en ella; y segunda, si tienen los típicos chalecos de trabajo con el nombre de la película escrito en la parte posterior, quiero seis de ellos. El resto no me importa”.

¿Piensa que es difícil que salga adelante?
Sí. Sería muy extraño. Por cada mil propuestas como ésta, sólo una película va hacia delante. Por este motivo a veces hasta me siento mal comprando su opción, porque pienso: “Tienes una esposa e hijos. No tires tu dinero de este modo. ¿Estás mal de la cabeza?” Pero no les digo nada. Sólo tomo el dinero.

Hablando con usted me veo obligado a mencionar a William Ashbless, probablemente su creación más famosa ¿Cómo nació?
El periódico de la universidad tenía poesía, aunque era muy mala, así que mi amigo James Blaylock y yo pensamos que podíamos escribir poesía aún peor. Yo escribiría una línea y le pasaría a él y él haría lo mismo. Finalmente, cuando llegábamos al final de la página llevábamos la historia a un desenlace conjunto y lo enviábamos al periódico del centro, que lo publicaba. Pero claro, necesitábamos un nombre para nuestro poeta, uno de esos motes de dos palabras, como Words-Worth o Long-Fellow. Así que uno de nosotros dio con Ash y el otro con Bless y, afortunadamente no lo juntamos como Blessash. Cuando empezamos a vender novelas incluimos un poeta loco en una de ellas y, casualmente, ambos le pusimos el mismo nombre: William Ashbless. Yo escribí Las Puertas de Anubis y Blaylock The Digging Leviathan (1984), que enviamos a la misma editora. Ella nos dijo: “¿Por casualidad os conocéis? ¿Quién es ese William Ashbless que aparece en vuestras novelas?” Y los dos nos ofrecimos a cambiar el nombre, pero ella nos animó a dejarlo como estaba. Desde entonces, William Ashbless se ha convertido en mi amuleto de la suerte particular y siempre menciono su nombre en cada libro, aunque no utilizo Ashbless en todas las ocasiones para que aparezca el listo de turno diciendo: “Ha, ha… Powers siempre dice Ashbless…”, así que lo traduzco a otras lenguas como el alemán, en el que su personaje se apellidaba Aschesegnen.

Y en Declara (2001) aparece el nombre en español: Elena Teresa Ceniza-Bendiga...
¡Sí! Y en mi nuevo libro he utilizado el Latin, aunque no me hagas decir como quedó, al final, pero me da suerte, creo. Me sentiría un poco raro si publicara un libro sin Ashbless en él, en algún lugar. Con Blaylock también hemos escrito libros bajo el nombre de William Ashbless, como On Pirates (2001), en el que preparamos una introducción diciendo que Ashbless había muerto y que nosotros dos, en su memoria, habíamos recogido sus mejores poemas. Sin embargo, cuando llegabas al final, te encontrabas con Ashbless diciendo: “¡No estoy muerto y esos dos se han metido con mi obra y me han robado todo mi dinero! Hasta publicamos The William Ashbless Memorial Cookbook (2002), en el que escribimos: “Esta vez parece que Ashbless verdaderamente ha muerto y, en su memoria, hemos recopilado todas estas recetas”. Y, de nuevo, al final, Ashbless aparecía diciendo: “¡Que no estoy muerto! ¡Ese Powers y su amigo Blaylock me han vuelto a robar mi dinero!” De hecho, ahora hay un tercero, Pilot Light (2007) y me juego algo a que puedes intuir el final… [Risas]

Personaje “William Ashbless se ha convertido en mi amuleto de la suerte particular y siempre menciono su nombre en cada libro”
Tim Powers.                                                                      Foto: Anna Guxens.


En sus libros encontramos vampiros, lamias, hombres lobo, dioses… Imagino que le gusta la mitología. ¿Quería preguntarle, ya que tiene ascendencia irlandesa, si ha pensado nunca en utilizar la mitología celta o ambientar uno de sus libros en Irlanda?
Me encantaría, pero imagino que aún no he dado con el libro-base correcto. Quizás deba leer la biografía de William Butler Yeats, ya que era un tipo bastante oscuro…

Y la de Oscar Wilde, supongo…
¡Oh, Wilde, claro, claro! Se dice que Wilde fue encarcelado, aunque esta es la historia oficial. ¿Quién va a la cárcel por sodomía? Pocos, en todo caso. Así que, ¿por qué lo mandaron entre rejas? Y después es curioso que murió en París, donde en su lecho de muerte se convirtió al Catolicismo, algo que encuentro fascinante por el hecho de ser católico yo mismo. Creo que Wilde es el Santo Patrón de los escritores decadentes. Así que tenemos Wilde y Yeats… Definitivamente, tengo que dar un par de vueltas a ese tema…

¿Alguna vez ha tenido la tentación de incluir personajes reales vivos en sus libros?
[Ríe] Sería muy difícil porque la persona en cuestión querría ver cada capítulo que escribiera sobre ella. Y diría: “Yo no digo eso” o “Nunca llevaría este tipo de camiseta”. Lo cambiaría todo. Incluso si actuara como si no se hubiera ofendido, sé que lo estaría, y diría: “Mira lo que Powers ha hecho conmigo. ¡Vaya cerdo!”

Para seguir sus historias tienes que estar muy atento si no quieres perderte ninguno de los nombres, tramas, pistas y referencias que nos va dejando. ¿Cree que su fantasía es demasiado espesa?
Bueno, sí que es verdad que el lector tiene que prestar atención pero es algo intrínseco de la literatura de género, lo de dejar pequeñas claves. Quieres que el lector diga: “Espera un segundo, ¡el tío que estaba comiendo un sándwich hace un momento ahora está muerto!” Así que confías que el lector vaya recogiendo tus pequeñas migas de pan hasta entenderlo todo. Pero creo que no todo el mundo es capaz de hacer esto y por eso hay un pequeño grupo que encuentra la fantasía y la ciencia ficción incomprensible. Mi padre, cada vez que publicaba un libro me decía: “¡Acabo de leerme el primer capítulo y es genial!” [Risas] Y luego, ni él ni yo hablábamos nunca más de ese libro, porque él no podía entender la literatura de género, aunque, por otro lado era un ávido lector de novela policíaca…

En Las Puertas de Anubis el destino juega un papel importante. También aparece un titiritero, Horrabin. ¿Quería lanzar el mensaje de que todos somos marionetas en manos de otras personas o, incluso, en manos de algo más grande como es el sino?
La verdad es que nunca he pensado en conectar los titiriteros con el destino, pero me encanta. Así que mi respuesta oficial será: “Claro que sí. Es una metáfora” [Risas].

Pero en su otra novela, En costas extrañas, aparece también un titiritero…
Sí es cierto. Lo cierto es que en Las Puertas de Anubis sí que quería que el destino fuera algo importante. “Esto va a pasar. Mañana estarás ahí fuera hablando con alguien, y no importa si no quieres o si crees que serás en otro sitio... No. Estarás ahí fuera…” Fue muy divertido planear la trama, teniendo en cuenta que el personaje principal sabe exactamente donde va a estar en cada momento. ¿Entonces, como te las arreglas para que tenga voluntad propia?

Supongo que el “cómo” es lo más importante, aquí, puesto a que su personaje conoce el “qué”, el “cuando” y el “dónde”…
Sí. El “cómo” es muy importante. Es como en los mitos de la Antigua Grecia. Siempre aparece un oráculo que te dice: “Matarás a tu padre” o “Te casarás con tu madre”. Incluso predijo que Hércules mataría a su prole… Y esos héroes decían: “¿Quién? ¿Yo? Nunca.”. Però sí. Sabes el “qué”, pero no el “cómo”.

Philip K. Dick “Guardé su página de manuscrito. ¡Al fin y al cabo, es obra de Philip K. Dick!
Alejo Cuervo, Tim Powers y Adrià Guxens.                   Foto: Anna Guxens.


Los dobles también son importantes en su trabajo. ¿Ha querido alguna vez ser otra persona?
Supongo que siempre he querido ser Paul Newman… [Risas] Creo que siempre he tenido miedo de encontrarme conmigo mismo. Imagina que un día te encuentras con tu doble al girar la calle y piensas, te preguntas si será un buen tipo. “¿Qué quiere? Sé porque estoy aquí, pero ¿por qué está él aquí?” Y creo que lo he heredado de una vieja historia de Robert A. Heinlein: By His Bootstraps (1941), en la que, básicamente, un hombre llega en una habitación en la que se encuentra con el que sería un Tim Powers de pelo más grisáceo, que le diría: “Tienes que entrar al coche. Puedes confiar en mí. Soy más anciano que tú…” Pero entonces, otro Powers, éste de pelo completamente blanco llega, y te dice: “No le hagas caso. ¡Ven conmigo!” Y supongo que iría con este último que, en ser mayor, quizás supiera más que el otro, pero entonces descubro que está borracho…

Así que le asusta esa idea…
Creo que siempre hay algo aterrador en la idea de encontrarte contigo mismo. Afortunadamente, a Percy Shelley también le asustaba esto. En algunos de sus poemas lo menciona. Y pensé: “¡Genial, lo exageraré!”, y Dante Gabriel Rossetti, que es un personaje de Ocúltame entre las tumbas (2012), pinto un misterioso cuadro con el título How They Met Themselves (1864), en el que se ve a dos parejas encontrándose con sus otros yo, por lo que pensé: “Bien, no sé porque lo hizo, pero me encargaré de darle una razón…” ¿Ves? Hay algo oscuro en lo que refiere a los doppelgänger

Creo que, a parte de The Fault Lines (1992-1997), el resto de su obra son novelas sueltas, sin ser parte de ninguna saga. ¿No le gustan las secuelas?
Pues la verdad es que prefiero las novelas únicas. Por un lado, porque como lector sé que a veces, cuando coges un libro en la librería y lees la parte de atrás, piensas: “¡Oh, eso me gusta!” Pero entonces descubres que es el libro número cuatro de algo, así que no lo compras porque no tienen el primero. Y creo que muchos lectores se han sentido así alguna vez. Sin embargo, si coges un libro que está completo en si mismo, lo comprarás. Siempre hay la tentación asociada a cuando aparecen las primeras canas, de poner todos los personajes de tus viejos libros en un libro. El pobre Heinlein lo hizo, y creo que fue un tremendo error. Con Ashbless vale, pero con nadie más.

¿Qué es lo último que ha escrito?
Subterranean Press pronto me publicará una historia corta que se titula Nobody’s Home (2014). Es sobre un chico que se llama Nobody [Nadie, en inglés], que vive en Nobody’s home [o sea, la casa de Nadie], e incluye uno de los personajes de Las Puertas de Anubis antes de que empiece la acción de ese libro. Pero no quiero que nadie piense que es una secuela y tampoco quiero que nadie piense que es una novela. Simplemente es una historia corta.

Lectores “Hay un pequeño grupo de personas que encuentra la fantasía y la ciencia ficción incomprensibles”
Y el domingo que viene nos visitan Cristina Macía, Jorge Iván Argiz y Diego García Cruz, los organizadores del Festival Celsius 232. ¡Podéis seguirnos en nuestra página de Facebook o nuestro Twitter!



Tim Powers.                            Foto: Anna Guxens.

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