dimecres, 10 d’octubre del 2012

Alejo Cuervo: “Juego de Tronos será un clásico de referencia al mismo nivel de El Señor de los Anillos”




Si voleu llegir la traducció al català ho podeu fer aquí.

Alejo Cuervo es el editor de Ediciones Gigamesh, sello que se ha encargado de llevar al castellano la saga Canción de Hielo y Fuego, de George R.R. Martin. Toda una personalidad en el mundillo de la ciencia-ficción, Cuervo explica que era el único friqui de clase, pero ahora es mucho más que eso: es el ‘precursor’, como dice el mismo; hasta aparece en la saga de cómics Fanhunter, de Cels Piñol, donde encarna al villano Papa Alejo. Adria’s News habla con esta eminencia de la literatura fantástica sobre Juego de Tronos, la Librería Gigamesh y la editorial con el mismo nombre en el Festival Celsius 232 de Avilés y descubre que, a parte de tener a Isaac Asimov en un altar, no le gustaría nada reinar en los Siete Reinos de Poniente.


¿Le trato de Alejo, de señor Cuervo, de Papa Alejo o de Alejo I?
Yo sólo admito dos tratamientos: el tuteo o el de santidad.
Me quedo con el tuteo, pues.
Perfecto [risas].
Te apellidas Cuervo. Te gustará, entonces, la Guardia de la Noche.
Bueno [risas], tiene sus gracias y da para hacer chistes a costa de ello, desde luego.
¿Cómo llegó Juego de Tronos a Gigamesh?
A ver, antes de empezar a editar por mi cuenta estuve como asesor en Martínez Roca más de diez años, llevando las secciones de fantasía y ciencia-ficción. Cristina Macía –la traductora de la saga– trabajaba como traductora habitual en Martínez Roca y en aquella época, antes que Martin escribiera Juego de Tronos, lo único que quedaba inédito suyo en España eran Windheaven y la novela de terror The Armaggedon Rag.
¿Entonces ya conocías a Martin con anterioridad?
Sí. Yo soy lector de Martin de siempre. Lo primero que leí de él fue Muerte de la Luz y era muy jovencito; desde entonces fui fan incondicional. A ver, todos los que lo habíamos leído éramos fans suyos, ya que es uno de los figurones de su generación. Él llevaba diez años sin publicar, porque estuvo como guionista en Hollywood y después de esta etapa volvió a la escritura publicando Juego de Tronos.
¿En aquella época, cómo estaba el mercado del género en España?
Bueno... Juego de Tronos sale al mercado en un momento que aquí en España era de impasse editorial. Entonces, yo salí de Martínez Roca y estuve dos años antes de empezar a publicar. En aquel momento no había editoriales comprando ni demanda de derechos, y cuando yo decidí poner en marcha la colección fue cuando todo el mundo estaba reduciendo y pude elegir lo que quise, prácticamente. Salió Juego de Tronos en su momento, me lo leí como seguidor de él y como fan.
¿Cuál fue tu reacción?
Yo la disfruté un montón, vi que era muy buena, aunque no la consideré revolucionaria en su momento. Sí que la vi muy comercial y muy disfrutable pero no que cambiaria el mundo. Era una tochana de libro y para mí editar eso era meterme en una aventura de una envergadura tremenda, porque era el principio y todos los libros de este tamaño los sacan fraccionados, aquí.
Entonces compraste los derechos…
Sí, porque en aquella época que no había nadie más interesado en ese tipo de cosas… Era una serie nueva de fantasía con un primer tomo tocho y aquí no había tanta costumbre de publicar series inacabadas, pero es que el potencial que tenía Juego de Tronos estaba claro y había que estar muy pendiente. Cuando salió la segunda vi que ya entró en la lista de los más leídos del New York Times y en aquel momento decidí recuperar a Martin. Por eso compré Muerte de la Luz, porque la comunidad friqui más articulada venía de lo que es la ciencia-ficción.

George R.R. Martin “Independientemente del final que dé a su obra, Martin ya es historia, ya es un referente”


La fantasía se ha añadido a posteriori…
Sí, y en aquel momento y aquella época los lectores conocían a Martin como escritor de ciencia-ficción y tocaba refrescar este conocimiento. Era como decir: “¡Recordad Muerte de la Luz!”. Pero había riesgos porque yo me empeñé a sacarla en un volumen para leerlo en una sola unidad. Pero para hacer eso y al mismo tiempo sacarlo a un precio asequible para el mercado, me tuve que mojar un poco en el tiraje de la primera edición y confiar en las ventas. Trabajaba en aquella época con 2.000 ejemplares para reediciones y cosas de expectativa baja y 3.000 cuando las expectativas eran optimistas. Para Juego de Tronos tuve que hacer 4.000. Y salió en un solo tomo cuando la gente fraccionaba novelas igual de gordas. Me dijeron que estaba loco en ese momento.
Y la respuesta del público fue muy buena, supongo…
Fue espectacular y las ventas fueron espléndidas desde el primer momento. La gente que estuvo involucrada en la producción del libro tal como acabaron con el primero se cogieron el segundo volumen en inglés y en muchos casos era el primer libro en inglés que se leían en su vida [risas]. Y en la librería, cuando se puso a la venta coincidió en una Hispacon en Barcelona y lo presentamos ahí. En la librería hizo los récords de los más vendidos y desde entonces no ha salido de la lista de los 10 más vendidos de la librería.
Cuando Choque de Reyes llegó en el ranking del New York Times y se vio que el primer volumen funcionaba, ¿tuvisteis problemas con otras editoriales con el tema de los derechos?
No, a ver, una serie, una vez se está publicando con un editor, se tiene que completar para sus lectores. Aún así, las ventas y la distribución que tenía yo en Latinoamérica eran casi inexistentes y tuve que revertir los derechos.
Corominas –el ilustrador de las portadas– me ha comentado que le hiciste un resumen de Juego de Tronos para la primera portada. ¿Cómo se puede resumir una obra tan compleja?
Diciendo que era un culebrón y explicándole cuatro elementos para la ilustración. La idea era hablarle de los huargos. Entonces él eligió poner también la espada y a Jon, y esta es la portada del primer tomo.

Libros “Cuando saqué Juego de Tronos en un solo volumen me dijeron que estaba loco”


¿Qué diferencia Martin de los otros autores de fantasía?
A ver, es muy bueno, pero sobretodo los méritos que tiene y lo que a mí me hace gracia de él y es un maestro manejando, es la subversión de las expectativas. Ya no giros de trama, sino de la propia expectativa. La literatura de consumo generalmente busca satisfacer una serie de mecanismos de gratificación del lector: que el lector esté con el protagonista y gane, o se enfrente a un montón de peligros y al final los supere todos teniendo que pagar más o menos el precio por el camino. Pero existen una serie de mecanismos de gratificación que ya están tipificados y Martin se los conoce todos y sabe manejarlos perfectamente. Entonces lo que hace es poner todo este engranaje en marcha y ponerte en un tópico para castigarte después dándole la vuelta. Dice: “Una cosa es la ficción pero en el mundo real las cosas no van así”.

Sí, porque su mundo es muy realista, para ser un libro de fantasía…
Claro, y él lo aprovecha para imponer unas reglas sobre los mecanismos de gratificación típicos. Si el lector tiene una expectativa le va a dar justo lo contrario de lo que está buscando. La reacción primaria de muchos lectores que se encuentran con esto es de shock. ¿¡Cómo puedes cortarle la cabeza al protagonista!? [risas]. O las expectativas románticas que pueda tener Sansa. Esto está muy bien adaptado en la serie. Visualmente lo recrean y fomentan la expectativa y es la misma técnica. Un poco es educar el lector de género en el realismo: darle una lección de realismo. Hay un artículo precioso que se llama El Emperador de Todas las Cosas, de Norman Spinrad, que es una crítica indirecta… bueno muy, muy directa a El Juego de Ender, pero codifica muy bien todo lo que es la historia primaria dentro del modelo del héroe en toda la ficción de un modo brutal.

Sí, Martin se dedica a lanzarnos anzuelos continuamente para qué piquemos…
Anzuelos, caramelos… Martin quiere que nos los comamos pero es que luego vuelves atrás y es que está claro: ¡te lo está anunciando! Pero como tú estás cegado con tus expectativas no lo ves venir. Y el talento que tiene para explotar esta vena… Todas las escenas más famosas de los libros tienen nombre, incluso la Boda Roja. Está fomentando eso, la subversión de las expectativas, y decapitando a su padre, el héroe legítimo… la expectativa es que Robb va a convertirse en el héroe, que encima tiene una vendetta personal y cuando se embarca en un amor romántico y vienen los Frey y dicen: “Oye, que habíamos firmado un contrato”. Encima es que es una muerte anunciada como pocas se han podido anunciar. ¡Y él te coge inesperado! Pero si analizas un poco dices: “Cuánto más me haya impactado esta escena más expectativas tenía yo en este personaje y esperaba ganar a costa de él”. Pero básicamente este es el mecanismo.
¿Qué relación tienes con George?
Bueno, lo he tratado un poco en convenciones de fuera que he ido pero las veces que lo he tratado más ha sido en sus giras españolas. Me toca hacer de anfitrión. Cuando se le ha invitado a la Semana Negra en colaboración con Gigamesh me he preocupado de estar un poco encima para que salga contento. Y Parris –la mujer de Martin– está muy encantada; bueno, ahora es otra historia porque ya están disparados y hay mucha gente detrás de ellos, pero antes estaba encantado con el trato con los fans. Bueno yo es que soy fan también, porque no me está viniendo un cliente, sino que me está viniendo George Martin y me encargo yo! Es un gustazo.
¿No avanza nada de la trama?
No [risas]. ¡Loco estaría si se le escapara algo!
La serie de televisión, por lo que has comentado antes, te debe gustar…
Sí, mucho. Está tocando las claves visuales adecuadas porque hace énfasis en las mismas cosas que las novelas. Además, la serie es más realista que la mayor parte de la cinematografía histórica y acerca al público el realismo sucio de Juego de Tronos. Y luego, aparte de que como adaptación esté impecablemente bien hecha hay otra cosa que pasa más inadvertida pero que a mí me parece revolucionaria desde el punto de vista de la historia de la cinematografía de los géneros, que es que creo que es la primera vez en toda la historia del cine que se hace fantasía adulta en serie sin concesiones. De novelas sí que ha habido de literatura fantástica adulta escrita muy en serio, pero esta intención de la serie de ser fiel al libro es magnífica. En El Señor de Los Anillos hay muchas concesiones de presupuesto, de comercialidad…
¿Por ejemplo?
Se ven las concesiones en las escenas largas interminables para hacer después el videojuego que no están justificadas desde el punto de vista artístico. Por otro lado, Gimli se convierte de un personaje trágico a un secundario cómico que hace payasadas para satisfacer al público infantil, también. Se convierte de repente en un producto de diseño y no en un “voy a contar esta historia de fantasía correctamente”. Esto significa que no confías en la potencia dramática de Gimli y en su lugar pones un tipo cómico que sabes que te funciona para un rango de audiencia. No estás haciendo fantasía, entonces, estás haciendo un paquete para venderlo a un público. En Juego de Tronos, los productores no se avergüenzan de hacer fantasía, y esto no se había hecho antes.

Encima los personajes de la serie no son grandes actores conocidos si exceptuamos a  Sean Bean…
Sí, que encima tenía un contrato a tiempo limitado [risas]. Ya digo, antes no se tomaba en serio la fantasía.
  

Realismo “Juego de Tronos busca darle una lección de realismo al lector de género”


¿Dejará Juego de Tronos pequeño a la saga de Harry Potter o a El Señor de los Anillos? ¿Será un clásico?
Yo creo que dejará atrás a Harry Potter pronto y que será un clásico de referencia al mismo nivel de El Señor de los Anillos independientemente que la cague al final, en el peor de los casos, cosa que yo no creo, porque Martin toda la vida ha sido un especialista en los finales; es uno de los mejores constructores de finales que conozco y encima el final del Sueño del Fevre y el de Muerte de la Luz… Si tengo que dar ejemplo de finales perfectos de referencia en la literatura de género, para mí esas dos serían las novelas adecuadas. Y poner en duda la capacidad de ese señor para solucionar un final brillante a mí me parece de risa. Independientemente de lo que haga, Martin ya es historia, ya es un referente. Ya ha hecho historia. En los viajes no importa hacia donde llegas sino el propio camino y en ese sentido Perdidos era cojonudo hasta que llegó el final y una vez que te dan el final timo  no te dan ganas de volver a ver la serie. No es aplicable en el caso de Martin.
Dijo que el final sería un poco amargo…
Siempre ha hecho finales románticos en el mejor sentido del término, pero en cierto modo bonitos.
¿Cómo reinarías tú en los siete Reinos?
Con mucho cuidado [risas].
Supongo que no querrías ser el rey…
¡Buf! Nadie querría vivir allí. Es un buen mundo para visitar en la ficción pero te deja muy claro que allí los únicos que tienen derechos son los nobles y todo lo demás es carne de cañón. Como ficción se agradece este contraste moral que no está en muchas novelas históricas. En muchas de esas novelas los personajes reaccionan como la vecina del quinto; como si tuvieran la misma moral de ahora, y la vida humana era muy barata en aquella época... Esto se trasmite en Juego de Tronos. Nadie en su sano juicio se le acudiría ir, ni aun siendo noble.
Hablemos un poco de la Librería Gigamesh. Supongo que debe su nombre al héroe sumerio Gilgamesh…
Pues no [risas].
¿A no? ¿Cómo es tanta coincidencia?
Durante mucho tiempo no lo explicábamos abiertamente, pero ahora ya no pasa nada. Le pusimos este nombre para ver quien distinguía la referencia y quién no. Fue por Stanislaw Lem, un escritor polaco, te diría que uno de los maestros de la ciencia-ficción en Europa y probablemente el más influente de todas las literaturas del este, con grandes obras como Solaris. Bueno, sin digresiones, la cuestión es que este señor un buen día se plantó y dijo que la crítica literaria como género tenía un problema desde el punto de vista artístico, que es que como siempre iba supeditada a la obra general, la crítica en si no podía aspirar a la categoría de arte.
Buena reflexión…
Sí, y Lem dijo que la forma más obvia de eliminar este tipo de problema era prescindir de la obra original. Por eso se marcó un libro completo de críticas de libros imaginarios con la pretensión de llevar la crítica a la categoría de arte. El libro se llama Vacío Perfecto y es uno de sus libros más importantes juntamente con Magnitud Imaginaria, dónde hizo prólogos de libros imaginarios y elevó el prólogo a la categoría de arte. Bueno, pues el Gigamesh es un supuesto libro de un escritor irlandés que se llama Patrick Hannahan y es uno de los libros que critica en Vacío Perfecto.
¿Un poco rebuscado, no?
Pues aún es más rebuscado que el Gigamesh contiene codificados todos los conocimientos de la humanidad, y por ejemplo, aplicando la matriz que se obtiene con las primeras letras del párrafo del capítulo cuatro y aplicando la matriz resultante al capítulo cinco puedes obtener el plano de la catedral. En realidad lo que hace es hacer una crítica soterrada a la forma de la literatura, al camino de la acumulación de referencias de James Joyce. Realmente es un libro mítico. Es como tener la Biblioteca de Babel.

Serie “Es la primera vez en toda la historia del cine que se hace fantasía adulta en serie sin concesiones”


Volvamos a la librería que, por cierto, nació antes que la editorial con el mismo nombre…
Bueno, es la continuación del trabajo que yo llevaba haciendo en Martínez Roca, pero en lugar de trabajar para terceros lo hacía para mí mismo. Sí que tenía que hacer más cosas, como la producción de libros y la puesta en marcha del proyecto editorial por mi cuenta, pero soy fan de la fantasía y la ciencia-ficción y me gusta publicar los textos que más disfruto. Lo que pasa es que tenía que hacer una cosa con tirajes muy ajustados ya que no pretendía llegar a todas partes, sino cubrir la parte más esencial del mercado y el objetivo era cubrir los gastos o tener unas pérdidas menores porque sacar los libros como librería produce un efecto publicitario muy fuerte.
¡Y afortunadamente funcionó!
Sí, de hecho en una época en que la librería ya había alcanzado su techo, los picos de crecimiento los tenía cuando aparecía algún libro de nuestra colección. Con esta coartada me limitaba a cubrir gastos y sacaba un rédito publicitario. A mí me gusta divulgar autores y publicar lo que a mí me gusta sin tener que convencer a nadie.
Casi todos los libros que publica Gigamesh son de autores extranjeros. ¿Por qué?
Sí, hacemos sobretodo traducciones. De textos españoles sólo tenemos dos.
¿No hay buena materia aquí, pues?
Comparativamente, la ciencia-ficción española es mucho peor que la de fuera. Yo nunca discrimino; a mí el libro me tiene que gustar, me da igual que sea inglés, chino, ruso, alemán o español, pero la frecuencia en que me gustan libros de este género de escritores españoles es mucho menor que la del mercado de los Estados Unidos. Son mercados más grandes, la gente que tiene más oportunidades de profesionalización y desarrolla grandes carreras, y yo como editor quiero los mejores libros.  
Entiendo que no suele llegar nadie freelance en España con un nivel prosístico similar…
No. El único caso espontáneo conocido de un autor con la misma calidad que los autores anglosajones en las últimas décadas fue precisamente Stanilsaw Lem, siendo polaco. En su caso tiene una preparación académica y un bagaje cultural impresionantes y por la razón que fuera, a él le hacía gracia la ciencia-ficción y llevaba cultivando el género durante muchos años.
¿Habéis pensado abriros al mercado en catalán o abrir más tiendas con los beneficios que habéis sacado con vuestra saga estrella, Canción de Hielo y Fuego?
No, no tengo ninguna necesidad de complicarme la vida. Yo edito muy poquito y la gente se queja que publicamos muy poco. ¿Por qué voy a ponerme en otro idioma? ¿Para diversificarme todavía más y hacer todavía menos en ambos ámbitos? No. Y con las tiendas lo mismo. Las tiendas funcionan bien y son un referente dentro del sector en España. ¿Por qué complicarme la vida abriendo sucursales o montando una franquicia? No es mi objetivo.
¿Por qué decidisteis acabar con la revista Gigamesh y con los Premios Gigamesh?  
Bueno, los premios existían desde la etapa en qué decidí editar el fanzine, antes que se convirtiera en revista, y llegaron hasta el año 1988-1989, cuando empezamos a publicar, y Cuarentena, que fue el primer título que sacamos, ganó el premio este año a la mejor novela de ciencia-ficción. Entonces dije “No podemos estar dando un premio y compitiendo por él al mismo tiempo”. No era justo.

Editorial “Me gusta divulgar autores y publicar lo que a mí me gusta sin tener que convencer a nadie”


¿Y la revista?

La revista la estuvimos haciendo muchos años con la misma coartada publicitaria de los libros. El hecho que la librería editara la Revista Gigamesh representaba una publicidad muy importante a la librería y el coste que tenía comparado en gastar dinero en prensa, anuncios o lo que fuera, era mucho más constructivo. Era una forma más eficaz para estar en contacto con el fandom. Una revista cumple mucho más la función proselitista. Digamos que todo esto surge del vicio personal y del querer compartirlo y vivir de ello al mismo tiempo.
No parece haber ninguna desventaja, entonces…
Había una, que era que al final habíamos de decidir de publicar una novela o de publicar un número de la revista con un número de páginas similares, y el impacto que tenía sobre el mercado era comparativamente menor, porque sí que te hace muy popular, pero las novelas llegan a muchísima más gente. Durante una época sí que coexistieron las dos cosas. Disfrutábamos mucho haciéndola, pero también era la temporada en que empezaron a desaparecer revistas como consecuencia de Internet. Al final, en última instancia, estábamos cada vez más perfeccionistas y la confección de la revista consumía más trabajo. Hubo un día en que llegó el momento de escoger, porque la revista nos estaba frenando. De hecho, no lo decidí directamente, pero cada vez me daba más pereza luchar por la puesta en marcha de cada número y revisar cosas. Además era en el momento en que Martin empezó a vender.
¿Volverá la revista en un futuro?
No. Está en una nevera y creo que la dejaremos allí.
El sello Gigamesh publica terror, ciencia-ficción y fantasía, pero no me imagino tu editorial sacando un libro como Harry Potter, por ejemplo…
A ver, decir Harry Potter es un poco trampa. Si me dices ¿no me imagino que publique juvenil? En general la colección está orientada a adultos, pero mi única exigencia es que a mí me enganche. Si me cae entre manos un juvenil como Los Libros de Terramar de Le Guin, yo me caso con él. De juvenil, en Martínez Roca saqué otro clásico del juvenil que fue la seria de Prydain, de Lloyd Alexander, que es una serie de cinco libros, que es una saga fantástica parecida a El Señor de los Anillos en cuanto a estructura y dotada con una fineza y un sentido del humor muy grande. Pero cuando una obra juvenil es realmente buena interesará tanto a los jóvenes como a los adultos. Por ejemplo, Toy Story es una película infantil, pero a mí me parece una de las obras maestras del cine reciente.
Pero te quedas con la fantasía, la ciencia-ficción o el terror?
Me quedo con todo, pero en la práctica leo menos terror que cualquier otro género.  Mis primeras lecturas y mi primer amor fue la ciencia-ficción porque no existía la fantasía en su fórmula comercial, pero cuando descubrí Conan me moló un montón. Y hay muchos cruces entre estos géneros. Aún así, la metáfora tiene que ser racional. No se puede hacer un “todo vale” y vas tirando. No. Hay novelas que se observa un elemento de ciencia-ficción en el tratamiento de la magia; un ejemplo es Terramar. Pero ya te digo, no me gusta quedarme sólo con un género. Yo leo por temporadas y lo que me viene de gusto. A cuestiones de mercado, pues sí, la fantasía va ganando terreno, pero esto responde a si tenemos una visión optimista o pesimista de la sociedad. Si el futuro es optimista, el futuro es un buen sitio al que evadirse, al que una ficción puede funcionar como novela de evasión. Mira la ciencia-ficción clásica: nos prometía un futuro mejor, pero ahora ya no; nos muestra un mundo podrido. Y este no es un sitio tan agradable para desconectar de tus problemas cotidianos o de la crisis.

Premio Gigamesh “No podíamos estar dando un premio y compitiendo por él al mismo tiempo”


Tú también has sido lector de cómics. ¿Qué aporta un cómic que no tiene una novela?
Te voy a decir una burrada: la facilidad de la lectura. Un cómic te proporciona una lectura mucho más directa y que requiere mucha menos atención que la lectura de una novela, y como dice la frase de siempre: “Más vale una imagen que mil palabras”. Si hay un buen guión y la imagen apoya este texto tienes un buen producto y te proporciona una experiencia muy parecida a la que te permite acceder la narrativa de una manera mucho más rápida y accesible.
Entonces, prefieres un buen texto que una buena imagen…
Sí, como lector en el cómic siempre me ha parecido mucho más importante el guión que el dibujo. Yo lo que busco es la experiencia de arrastrarme en una experiencia de ficción. Y hay grandes cómics con un nivel de grafismo muy básico. A veces las cosas sencillas y simples son más difíciles y funcionan maravillosamente mejor. Para mí una de las influencias más bestias en el mundo del cómic es Harold Foster. Si se adaptara Juego de Tronos con ese nivel de grafismo nos quedaríamos todos pantalones abajo.
¿Y qué opinas del manga?
Está bien, pero el manga que más me gusta es del que menos llega aquí. Por ejemplo, me gusta Sanctuary, y de anime me gusta mucho Hikaru no Go, que es una de las típicas series didácticas de deportes, pero me gusta porque te explica muy bien la tradición del juego de Go, que me encanta. De dibujos, a mí me gusta mucho Shin Chan. Ves, otro ejemplo de algo infantil-juvenil que me parece glorioso.
¿Te consideras friqui?
Totalmente. Siempre lo he sido, pero lo que pasa es que en el colegio el único friqui de la clase era yo, aunque entonces no se nos llamaba friquis; yo era el bicho raro que leía novelas de marcianos. Y ahora me he convertido en algo mucho más respetable que eso. Ahora soy el precursor.
¿Y qué decían tus compañeros de colegio?
Tengo una anécdota simpática de colegio, muy de pequeñito, en la primaria. Recuerdo estar en el patio del colegio un día que había conseguido un ejemplar de una novela muy difícil de conseguir ya que no había ninguna edición en los mercados, que era La Fundación de Isaac Asimov. Y me estaba leyendo yo La Fundación en un rinconcito todo tranquilo cuando aparece el matón de la clase con dos de sus satélites en busca de camorras. Pues mientras me intentaba vacilar le solté la frase: “La violencia es el último recurso del incompetente”. Y se fue. Desde entonces tengo a Isaac Asimov en un altar.
Qué proyectos de futuro tiene el sello Gigamesh?
Bien, acaba de salir ahora la reedición de El Jinete en la Onda de Shock, que ya habíamos retrasado mucho por el tema de Danza de Dragones. Para mí es la mejor novela de John Brunner, y te diría que habla de la revolución mundial que estamos viviendo en estos momentos, dile 15-M, revueltas estudiantiles o Primavera Árabe; habla del hecho que de repente en la población descubre que puede usar las redes sociales parar intervenir activamente en la vida política o poder canalizar una serie de protestas que nadie puede esconder. Este es precisamente el tema, escrito en los años ‘70 y el tío está hablando de cómo nos sentimos ahora desde el pasado. Sólo ahora podemos darnos cuenta de cómo ha acertado.

Ciencia-ficción “Comparativamente, la ciencia-ficción española es mucho peor que la de fuera”





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2 comentaris:

  1. Se agradece enormemente que adviertan sobre los spoilers.. :D

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    1. Me costó lo mío conseguirlo pero valió la pena, ¿verdad? ¡Gracias por comentar! :)

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