Muchos coincidiremos que Santiago
García-Clairac es uno de los escritores más respetados dentro del género de la
literatura fantástica en nuestro país. Es comunicativo, entusiasta, agradable y
ama la literatura y el arte cómo el que más. Adria’s News habla con el escritor
de la famosa trilogía de El Ejército
Negro en el Festival Celsius 232 de Avilés. Santiago nos habla de sus
inicios como publicista, de su nuevo proyecto de ficción y hasta se atreve a
comparar El Quijote con Batman.
Eres muy conocido por tu spot publicitario de Repsol que llegó hasta al
libro de los records Guinness…
Sí, bueno, eso viene de que yo era creativo publicitario e inventé aquel
spot, se rodó, tuvo mucha aceptación y fue muy curioso porque el día del rodaje
pusieron un avión de verdad en el Paseo de la Castellana (Madrid) y las
emisoras de radio dijeron: “Están rodando en la Castellana. No bajen a la
avenida”. ¿Y qué pasó?
Se llenó la Castellana…
Claro. Si no lo hubieran dicho no se hubieran enterado. Yo aproveché y hice
fotos del público y dije: “Vamos a mandarlas al libro Guinness, haber que pasa,
y los del récord Guinness alucinaron. Fue el rodaje de un spot con más
asistencia de público.
Y encima un público que no estaba previsto…
Sí, sí, las cosas son así, y con la gente es muy difícil, por eso
siempre digo que el éxito viene cuando quiere y dónde quiere. Nosotros no lo
organizamos.
También has hecho storyboards y escribes, por lo que tu vocación
supongo que es la de comunicar, ¿no?
Yo creo que soy muy comunicativo, al menos con las dos cosas que hago,
que son escribir y dibujar. Al final es lo mismo crear un spot que un libro.
Lo que haces al fin y al cabo es crear.
Claro porque tú tienes que llegar al corazón al que te diriges y encontrar
la vía. Da igual los caminos que cojas. El caso es que llegues. Entonces en un spot
lo haces utilizando cuarenta palabras y con un libro lo haces utilizando cien
mil palabras.
Aún así publicaste tu primer libro cuando ya eras un poco mayor…
Sí, es que mi problema fue que yo quería publicar libros, pero tardé
mucho hasta que me convencí de que a mí lo me gustaba realmente era la
literatura infantil y juvenil. Entonces, el primer libro que hice fue Maxi
el aventurero.
¿Por qué literatura infantil?
Porque yo lo llevo dentro, y lo confirmaron las ventas, ya que el público
que me compró era el infantil. Y es mi manera de comunicarme, de decir: “Yo me
voy a comunicar con este público de esta manera que es la que a mí me gusta”.
A parte de la narrativa infantil y juvenil, el mundo en el que te mueves
es el de la ficción.
Es que yo creo que es un género que te permite moverte con una libertad
creativa impresionante. No hay otro género donde tú creativamente eres más
libre. Tú mandas. Tú eres el jefe, allí.
Fama “El éxito
viene cuando quiere y dónde quiere”
Tu obra más conocida es la tribología de El Ejército Negro. Háblame
un poco de ella.
Haber, cuando la empecé a crear, la idea era que iba a ser una novela de
cien páginas. Lo que pasa es que empecé a escribir, a tomar notas, a ir
creando, y me di cuenta de que aquello era muy gordo, y entonces me di cuenta de
que no cabía en las 100 páginas que había pensado. Yo nunca había escrito una trilogía
y claro, el susto fue gordo cuando me dije que aquello lo era. Pensé durante
mucho tiempo si me atrevía o no, pero me animé.
O sea ya desde el principio tenías pensada toda la historia.
Sí, sí. Lo tenía pensado todo hasta el final; lo sabía prácticamente
todo. Sabía que iban a ser tres libros gordos, que iban a ser varios años de
trabajo, y la gran pregunta que me hizo la editorial fue: “¿Podrás con ello?”
¿Y qué respondiste?
Y yo respondí “Yo creo que sí” aunque también pensaba: “Te estas
metiendo en un lío”, pero cumplí hasta en las fechas. Lo cumplí todo.
El protagonista, Arturo, tiene un apellido que también me resulta un
poco familiar. Se llama Adragón. Supongo que es un homenaje al ciclo artúrico...
Bueno, Arturo se llama Arturo porque yo quería que se recordara al Rey
Arturo, pero el apellido Adragón me salió de un dibujo que hice que es el que está
en la portada del libro [Coge una servilleta y me lo dibuja]. Es un
logotipo que cuando lo inventé fue muy básico, pero yo tengo una virtud con el
dibujo, que es que dibujo rápido; hago muchos bocetos.
Es un dibujo simple pero eficaz.
Sí. Es una ‘A’ con cabeza de dragón y con garras. Éste es el símbolo de
todo. Y cuando lo dibujé estaba haciendo un pequeño cursillo medieval para
escribir este libro. Y fue así de básico, aunque luego para el libro se lo
encargamos a un especialista para hacerlo más sofisticado.
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Símbolo de la saga de El Ejército Negro |
¿Y cómo surgió la idea de ir alternando en la trama el pasado con el
presente?
Yo creo que surgió casi al principio porque la historia yo noté que era
doble. Era difícil de enfocar, sí, sí, pero acabé, y además fui muy atrevido, porque
se había hecho ya muchas veces que un personaje sueña, recuerda otro mundo y de
vez en cuando aparecen escenas pero yo aquí es que hice una división
estructurada.
Necesitaste un gran esfuerzo de planificación, supongo…
Sí. Los capítulos pares son los capítulos de la época actual y los
capítulos impares son los capítulos del pasado. Así de claro. Eran cinco partes
en cada libro: 22 capítulos de los cuales 11 eran actuales y 11 sucedían en la
época pasada.
Todo lo tenías muy calculado, veo…
Sí, siguiendo mi línea. Por eso los tres libros tienen casi la misma
cantidad de páginas. Por esto tanto yo como la editorial estábamos encantados, porque
sabíamos lo que estábamos haciendo. Y como sabíamos cómo se iba a llamar el
tercer libro pues la editorial aportó la idea de que el primer libro fuera
negro, el segundo gris y el tercero blanco.
Fue una obra de tamaño muy diferente a tus anteriores libros…
Yo no sabía si tendría las fuerzas para acabar porque yo estoy habituado
a trabajar en corto. Haces un spot y son 50 palabras como máximo, pero si tu
sabes lo que quieres y a dónde vas, llegas. Esa es mi manera de actuar y de
trabajar.
Creatividad “A parte de la ficción, no hay otro género donde tú
creativamente eres más libre”
¿Y ahora que proyectos tienes entre manos?
Yo siempre tengo varias cosas. No soy de los que empiezan uno y luego
otro, no. Necesito tener varias para estimularme... Tengo una de ciencia
ficción, tengo una infantil, tengo un no sé qué… O sea que tengo varias cosas y
luego mi imaginación me va llevando un poco a la que más toca en cada momento,
supongo.
¿Y qué toca en este momento?
Lo último que termino es una novela de ciencia ficción gorda que se
publicará ahora en octubre o noviembre, pero ya está terminada, y ahora vamos a
ver qué pasa con esa historia y de mientras he empezado a escribir una historia
que creo que es muy interesante, sobre un tema que me tiene muy apasionado que
es el de los nuevos empresarios jóvenes que ganan mucho dinero creando redes
sociales...
¿Cómo Mark Zuckerberg?
Sí, un poco. Pero este es español. Es que lo veo de cerca, joder, es que
yo conocí un montón de chavales jóvenes que han montado una empresa a partir de
una idea y están ganando mucho dinero. Es un nuevo movimiento, o sea, no es un
cuento de hadas. Es una realidad y además es consistente.
¿Guardas alguna anécdota especial de algún momento de tu vida?
Lo del spot fue muy curioso pero aparte de eso... Hombre, hay una cosa
que siempre cuento que me ocurrió en un colegio de Santander, me parece
recordar. Llegué en un colegio por la mañana en un pueblecito para hablar de un
libro mío, el de Maxi el Aventurero, que fue mi primer libro. Entonces
llegué y la profesora no había avisado a los niños que yo iba a venir; habían
leído el libro pero no sabían que yo iba a ir, y recuerdo que por la mañana
entré allí y la profesora dijo: “Bueno, aquí tenemos al escritor”. Todos se
quedaron pasmados...
Debió de ser una experiencia muy bonita.
Sí, pero es que lo fuerte fue que hubo una niña que se me quedó así
mirando y dijo: “¡Madre mía, pero si está vivo!” [Risas]. La chavala
decía: “¿Es Cervantes?”, y la profesora decía: “No, ese ya murió”, y la niña:
“¿Julio Verne?”, y la profesora “También murió”. “¿Y el de Harry Potter?”,
continuaba la niña. “No, el de Harry Potter vive en Inglaterra...” y de repente llega el autor y la pobre dijo:
“¡Lo tengo delante de mis narices!”. Yo siempre he pensado que algún día
escribiré un libro sobre mis viajes en los colegios, porque pasan cosas muy
interesantes y lo titularé así: “¡Ahí va, estoy vivo!”
¡Es muy irónico!
Sí, y muy directo también. Es que yo hubiera dado la mano derecha por
ver un autor cuando era chaval, la mano derecha... ahora es normal que muchos
autores vayan y eso motiva a los lectores a leer más de ese autor y de otros y
encima es que leer es una cosa que ahora ya está más aceptada.
Aún así, todavía cuesta un poco...
Si que cuesta, hay que reconocerlo, pudiendo jugar a la Play... Ahora pienso,
si antes teníamos cinco horas libres eran para leer y jugar al fútbol pero
ahora ya también entran otras cosas y el tiempo se reduce porque tenemos más
distracciones. Y después te pones delante de un libro y dices: “¡Lo que me he
perdido durante este tiempo!”.
Por eso las charlas en los colegios van bien. Son un buen incentivo…
Yo creo que es el segundo mejor, porque el primero es que los niños vean
que sus padres leen en casa.
Obra “Los libros
más odiados por mí son los que no he publicado”
¿Con qué libro te quedas?
¿De los míos o de los demás?
De cualquier escritor.
Hombre, hay una referencia fundamental que es el libro de Salinger: El
Guardian entre el Centeno, que hay que buscar un hueco y leerlo.
¿Y qué me dices de El Quijote?
El Quijote es obvio. Tú léete el primer capítulo de El Quijote, no la
primera parte, sino el primer capítulo. Es asombroso; es el manual perfecto
para crear un héroe y todos los grandes autores de superhéroes lo han tenido
que leer. Si comparas cómo se crea el Quijote y cómo se crea Batman es igual.
Batman tiene el Batmóvil, este tiene el caballo; Batman tiene a Robin, este
tiene a Sancho Panza; Batman tiene un amor que no acaba de llegar, el Quijote
también...
O sea, todo esto que sale ahora se inventó hace tiempo...
¡Todo eso lo inventó él, macho! Aunque supongo que Cervantes lo habrá
sacado de tal… Pero yo recuerdo haber analizado ese primer capítulo y haber dado
algunas charlas sobre el tema porque es increíble. Y luego hay otro libro que
es el de Gabriel García Márquez: Cien Años de Soledad.
Yo aún no lo he leído, pero sí que he leído el Relato de un Náufrago
de Gabriel García Márquez.
Un libro que tampoco está nada mal. O sea, de Gabriel García Márquez yo
digo que vale todo porque es muy bueno, menos aquel que escribió sobre un
secuestro.
¿Y un libro de algún escritor que esté en el Festival de Avilés?
Bueno, de Laura Gallego el libro que me gusta es La leyenda del rey
errante. Supongo que a otros les parecerá mejor otro, pero a mi ese libro a
mi me pareció superior.
¿Y a George R.R. Martin no lo has leído?
¡No, no! [Risas]. Sé que tengo que leerlo, sé que está
pendiente... Pero es que ahora están empezando a salir autores que se atreven a
ir más allá. Es impresionante. Así que ese sé que lo leeré.
¿Y de tus libros supongo que querrás más la trilogía de El Ejército
Negro, no?
Sí, porque parece que inevitablemente es la madre de todos y creo que sí
que quedará para la posteridad porque contiene todo lo que yo llevo de infantil,
lo que yo llevo de fantástico y lo que yo llevo de juvenil. Aún así, no sé si
es mi libro favorito o no porqué son todos como hijas. Pero te diré que sé
cuáles son mis libros más odiados por mí: los que no he publicado.
¿Por qué?
Son libros que no terminé y que no los enseñé a nadie y que no los
publicaré nunca, pero confío en los que llevo a la editorial. Es que creo que
hay que tener cuidado y hay que reconocer que uno a veces puede hacer algo que
está mal. Por eso creo que uno tiene que ser selectivo, exigente y humilde para
reconocer que en un momento determinado te puedes equivocar.
Y saber rectificar…
Sí. Además ahora en estos tiempos dónde parece que nadie reconoce los
errores, donde nadie dimite dónde han hundido al país, y dicen “No he sido yo…”. Sin querer hablar de
política creo que hay que ser más humilde, más tranquilo y sobretodo más bueno.
Infancia “Hubiera dado
la mano derecha por ver un autor cuando era chaval”
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