dimecres, 3 d’octubre del 2012

Santiago García-Clairac: “¡Ahí va, estoy vivo!”





Si voleu llegir la traducció al català ho podeu fer aquí.
Muchos coincidiremos que Santiago García-Clairac es uno de los escritores más respetados dentro del género de la literatura fantástica en nuestro país. Es comunicativo, entusiasta, agradable y ama la literatura y el arte cómo el que más. Adria’s News habla con el escritor de la famosa trilogía de El Ejército Negro en el Festival Celsius 232 de Avilés. Santiago nos habla de sus inicios como publicista, de su nuevo proyecto de ficción y hasta se atreve a comparar El Quijote con Batman.



Eres muy conocido por tu spot publicitario de Repsol que llegó hasta al libro de los records Guinness…
Sí, bueno, eso viene de que yo era creativo publicitario e inventé aquel spot, se rodó, tuvo mucha aceptación y fue muy curioso porque el día del rodaje pusieron un avión de verdad en el Paseo de la Castellana (Madrid) y las emisoras de radio dijeron: “Están rodando en la Castellana. No bajen a la avenida”. ¿Y qué pasó?
Se llenó la Castellana…
Claro. Si no lo hubieran dicho no se hubieran enterado. Yo aproveché y hice fotos del público y dije: “Vamos a mandarlas al libro Guinness, haber que pasa, y los del récord Guinness alucinaron. Fue el rodaje de un spot con más asistencia de público.
Y encima un público que no estaba previsto…
Sí, sí, las cosas son así, y con la gente es muy difícil, por eso siempre digo que el éxito viene cuando quiere y dónde quiere. Nosotros no lo organizamos.
También has hecho storyboards y escribes, por lo que tu vocación supongo que es la de comunicar, ¿no?
Yo creo que soy muy comunicativo, al menos con las dos cosas que hago, que son escribir y dibujar. Al final es lo mismo crear un spot que un libro.
Lo que haces al fin y al cabo es crear.
Claro porque tú tienes que llegar al corazón al que te diriges y encontrar la vía. Da igual los caminos que cojas. El caso es que llegues. Entonces en un spot lo haces utilizando cuarenta palabras y con un libro lo haces utilizando cien mil palabras.
Aún así publicaste tu primer libro cuando ya eras un poco mayor…
Sí, es que mi problema fue que yo quería publicar libros, pero tardé mucho hasta que me convencí de que a mí lo me gustaba realmente era la literatura infantil y juvenil. Entonces, el primer libro que hice fue Maxi el aventurero.
¿Por qué literatura infantil?
Porque yo lo llevo dentro, y lo confirmaron las ventas, ya que el público que me compró era el infantil. Y es mi manera de comunicarme, de decir: “Yo me voy a comunicar con este público de esta manera que es la que a mí me gusta”.
A parte de la narrativa infantil y juvenil, el mundo en el que te mueves es el de la ficción.
Es que yo creo que es un género que te permite moverte con una libertad creativa impresionante. No hay otro género donde tú creativamente eres más libre. Tú mandas. Tú eres el jefe, allí.

Fama “El éxito viene cuando quiere y dónde quiere”

Tu obra más conocida es la tribología de El Ejército Negro. Háblame un poco de ella.
Haber, cuando la empecé a crear, la idea era que iba a ser una novela de cien páginas. Lo que pasa es que empecé a escribir, a tomar notas, a ir creando, y me di cuenta de que aquello era muy gordo, y entonces me di cuenta de que no cabía en las 100 páginas que había pensado. Yo nunca había escrito una trilogía y claro, el susto fue gordo cuando me dije que aquello lo era. Pensé durante mucho tiempo si me atrevía o no, pero me animé.
O sea ya desde el principio tenías pensada toda la historia.
Sí, sí. Lo tenía pensado todo hasta el final; lo sabía prácticamente todo. Sabía que iban a ser tres libros gordos, que iban a ser varios años de trabajo, y la gran pregunta que me hizo la editorial fue: “¿Podrás con ello?”
¿Y qué respondiste?
Y yo respondí “Yo creo que sí” aunque también pensaba: “Te estas metiendo en un lío”, pero cumplí hasta en las fechas. Lo cumplí todo.
El protagonista, Arturo, tiene un apellido que también me resulta un poco familiar. Se llama Adragón. Supongo que es un homenaje al ciclo artúrico...
Bueno, Arturo se llama Arturo porque yo quería que se recordara al Rey Arturo, pero el apellido Adragón me salió de un dibujo que hice que es el que está en la portada del libro [Coge una servilleta y me lo dibuja]. Es un logotipo que cuando lo inventé fue muy básico, pero yo tengo una virtud con el dibujo, que es que dibujo rápido; hago muchos bocetos.
Es un dibujo simple pero eficaz.
Sí. Es una ‘A’ con cabeza de dragón y con garras. Éste es el símbolo de todo. Y cuando lo dibujé estaba haciendo un pequeño cursillo medieval para escribir este libro. Y fue así de básico, aunque luego para el libro se lo encargamos a un especialista para hacerlo más sofisticado.


Símbolo de la saga de El Ejército Negro

¿Y cómo surgió la idea de ir alternando en la trama el pasado con el presente?
Yo creo que surgió casi al principio porque la historia yo noté que era doble. Era difícil de enfocar, sí, sí, pero acabé, y además fui muy atrevido, porque se había hecho ya muchas veces que un personaje sueña, recuerda otro mundo y de vez en cuando aparecen escenas pero yo aquí es que hice una división estructurada.
Necesitaste un gran esfuerzo de planificación, supongo…
Sí. Los capítulos pares son los capítulos de la época actual y los capítulos impares son los capítulos del pasado. Así de claro. Eran cinco partes en cada libro: 22 capítulos de los cuales 11 eran actuales y 11 sucedían en la época pasada.
Todo lo tenías muy calculado, veo…
Sí, siguiendo mi línea. Por eso los tres libros tienen casi la misma cantidad de páginas. Por esto tanto yo como la editorial estábamos encantados, porque sabíamos lo que estábamos haciendo. Y como sabíamos cómo se iba a llamar el tercer libro pues la editorial aportó la idea de que el primer libro fuera negro, el segundo gris y el tercero blanco.
Fue una obra de tamaño muy diferente a tus anteriores libros…
Yo no sabía si tendría las fuerzas para acabar porque yo estoy habituado a trabajar en corto. Haces un spot y son 50 palabras como máximo, pero si tu sabes lo que quieres y a dónde vas, llegas. Esa es mi manera de actuar y de trabajar.

Creatividad “A parte de la ficción, no hay otro género donde tú creativamente eres más libre”

¿Y ahora que proyectos tienes entre manos?
Yo siempre tengo varias cosas. No soy de los que empiezan uno y luego otro, no. Necesito tener varias para estimularme... Tengo una de ciencia ficción, tengo una infantil, tengo un no sé qué… O sea que tengo varias cosas y luego mi imaginación me va llevando un poco a la que más toca en cada momento, supongo.
¿Y qué toca en este momento?
Lo último que termino es una novela de ciencia ficción gorda que se publicará ahora en octubre o noviembre, pero ya está terminada, y ahora vamos a ver qué pasa con esa historia y de mientras he empezado a escribir una historia que creo que es muy interesante, sobre un tema que me tiene muy apasionado que es el de los nuevos empresarios jóvenes que ganan mucho dinero creando redes sociales...
¿Cómo Mark Zuckerberg?
Sí, un poco. Pero este es español. Es que lo veo de cerca, joder, es que yo conocí un montón de chavales jóvenes que han montado una empresa a partir de una idea y están ganando mucho dinero. Es un nuevo movimiento, o sea, no es un cuento de hadas. Es una realidad y además es consistente.
¿Guardas alguna anécdota especial de algún momento de tu vida?
Lo del spot fue muy curioso pero aparte de eso... Hombre, hay una cosa que siempre cuento que me ocurrió en un colegio de Santander, me parece recordar. Llegué en un colegio por la mañana en un pueblecito para hablar de un libro mío, el de Maxi el Aventurero, que fue mi primer libro. Entonces llegué y la profesora no había avisado a los niños que yo iba a venir; habían leído el libro pero no sabían que yo iba a ir, y recuerdo que por la mañana entré allí y la profesora dijo: “Bueno, aquí tenemos al escritor”. Todos se quedaron pasmados...
Debió de ser una experiencia muy bonita.
Sí, pero es que lo fuerte fue que hubo una niña que se me quedó así mirando y dijo: “¡Madre mía, pero si está vivo!” [Risas]. La chavala decía: “¿Es Cervantes?”, y la profesora decía: “No, ese ya murió”, y la niña: “¿Julio Verne?”, y la profesora “También murió”. “¿Y el de Harry Potter?”, continuaba la niña. “No, el de Harry Potter vive en Inglaterra...”  y de repente llega el autor y la pobre dijo: “¡Lo tengo delante de mis narices!”. Yo siempre he pensado que algún día escribiré un libro sobre mis viajes en los colegios, porque pasan cosas muy interesantes y lo titularé así: “¡Ahí va, estoy vivo!”
¡Es muy irónico!
Sí, y muy directo también. Es que yo hubiera dado la mano derecha por ver un autor cuando era chaval, la mano derecha... ahora es normal que muchos autores vayan y eso motiva a los lectores a leer más de ese autor y de otros y encima es que leer es una cosa que ahora ya está más aceptada.
Aún así, todavía cuesta un poco...
Si que cuesta, hay que reconocerlo, pudiendo jugar a la Play... Ahora pienso, si antes teníamos cinco horas libres eran para leer y jugar al fútbol pero ahora ya también entran otras cosas y el tiempo se reduce porque tenemos más distracciones. Y después te pones delante de un libro y dices: “¡Lo que me he perdido durante este tiempo!”.
Por eso las charlas en los colegios van bien. Son un buen incentivo…
Yo creo que es el segundo mejor, porque el primero es que los niños vean que sus padres leen en casa.

Obra “Los libros más odiados por mí son los que no he publicado”

¿Con qué libro te quedas?
¿De los míos o de los demás?
De cualquier escritor.
Hombre, hay una referencia fundamental que es el libro de Salinger: El Guardian entre el Centeno, que hay que buscar un hueco y leerlo.
¿Y qué me dices de El Quijote?
El Quijote es obvio. Tú léete el primer capítulo de El Quijote, no la primera parte, sino el primer capítulo. Es asombroso; es el manual perfecto para crear un héroe y todos los grandes autores de superhéroes lo han tenido que leer. Si comparas cómo se crea el Quijote y cómo se crea Batman es igual. Batman tiene el Batmóvil, este tiene el caballo; Batman tiene a Robin, este tiene a Sancho Panza; Batman tiene un amor que no acaba de llegar, el Quijote también...
O sea, todo esto que sale ahora se inventó hace tiempo...
¡Todo eso lo inventó él, macho! Aunque supongo que Cervantes lo habrá sacado de tal… Pero yo recuerdo haber analizado ese primer capítulo y haber dado algunas charlas sobre el tema porque es increíble. Y luego hay otro libro que es el de Gabriel García Márquez: Cien Años de Soledad.
Yo aún no lo he leído, pero sí que he leído el Relato de un Náufrago de Gabriel García Márquez.
Un libro que tampoco está nada mal. O sea, de Gabriel García Márquez yo digo que vale todo porque es muy bueno, menos aquel que escribió sobre un secuestro.
¿Y un libro de algún escritor que esté en el Festival de Avilés?
Bueno, de Laura Gallego el libro que me gusta es La leyenda del rey errante. Supongo que a otros les parecerá mejor otro, pero a mi ese libro a mi me pareció superior.
¿Y a George R.R. Martin no lo has leído?
¡No, no! [Risas]. Sé que tengo que leerlo, sé que está pendiente... Pero es que ahora están empezando a salir autores que se atreven a ir más allá. Es impresionante. Así que ese sé que lo leeré.
¿Y de tus libros supongo que querrás más la trilogía de El Ejército Negro, no?
Sí, porque parece que inevitablemente es la madre de todos y creo que sí que quedará para la posteridad porque contiene todo lo que yo llevo de infantil, lo que yo llevo de fantástico y lo que yo llevo de juvenil. Aún así, no sé si es mi libro favorito o no porqué son todos como hijas. Pero te diré que sé cuáles son mis libros más odiados por mí: los que no he publicado.
¿Por qué?
Son libros que no terminé y que no los enseñé a nadie y que no los publicaré nunca, pero confío en los que llevo a la editorial. Es que creo que hay que tener cuidado y hay que reconocer que uno a veces puede hacer algo que está mal. Por eso creo que uno tiene que ser selectivo, exigente y humilde para reconocer que en un momento determinado te puedes equivocar.
Y saber rectificar…
Sí. Además ahora en estos tiempos dónde parece que nadie reconoce los errores, donde nadie dimite dónde han hundido al país, y  dicen “No he sido yo…”. Sin querer hablar de política creo que hay que ser más humilde, más tranquilo y sobretodo más bueno.

Infancia “Hubiera dado la mano derecha por ver un autor cuando era chaval”

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