Cuando Caroline Link (Bad Nauheim,
Alemania, 1964) empezó a estudiar en la Universidad de Cine y Televisión de
Múnich no podía imaginarse de ningún modo que sólo quince años después ganaría
un Oscar. Sería por la película En un
lugar de África (2001), un particular retrato de una familia judía que se
exilia en Kenya. Sin duda, el continente africano la atrapó, pues ahora ha
vuelto allí para rodar Destino Marrakech,
una cinta que cuenta la historia de un joven (Samuel Schneider) que decide
hacer un viaje liberador para conocerse mejor a sí mismo y romper las cadenas
que lo ligan a su padre (Ulrich Tukur).
Estudió documental y periodismo televisivo, pero no ha ejercido como
periodista ni ha dirigido documentales desde el año 1989. ¿La ficción supera la
realidad?
Oh, no. Yo no diría eso, aunque a decir verdad, sólo me inscribí en el
departamento de documental porque tenía el programa más interesante. Así que en
el proceso de selección hice un poco de trampa y contesté todas las preguntas
del modo que ellos querían para poder entrar. Yo siempre he sabido que lo que
quería hacer eran largometrajes de ficción, pero necesitaba una forma de
colarme en una escuela de cine, lo que me ayudaría mucho a entrar en la
industria. ¡Pero nunca he querido hacer documentales! [Risas] A mí lo que me
gusta es trabajar con los actores.
¿Pero le
gustan los documentales?
Me encanta ver documentales y los encuentro muy interesantes, pero mi
pasión es poder crear algo con los actores y generar situaciones. Recuerdo que
en mi documental me encontré persiguiendo las emociones con la cámara, cosa que
encontraba muy humillante, a veces. No me gusta filmar a nadie que tiene las
emociones a flor de piel. Prefiero hablar con unos actores y que creen estas
emociones.
Destino Marrakech
está ambientada en África, pero no es la primera vez que rueda allí [ya hizo En un lugar de África (2001)]. ¿Qué es
lo que le atrae tanto de ese continente?
Bueno,
para mí Marruecos y Kenya son dos mundos que no tienen nada que ver. Ambos
están en África, pero Marruecos es un país de cultura islámica y con un
contexto cultural muy distinto. Pero me siento muy a gusto en África porque es
un lugar donde sientes las raíces, el suelo, la tierra. Es casi la antítesis de
Asia, que se preocupa más por el aspecto espiritual de la vida. Además, África
es un lugar en el que me siento cómoda ya desde el momento que bajo del
autobús, del tren, del avión o de lo que sea, y esto me gusta enormemente.
Documental “No me gusta filmar a nadie que tiene
las emociones a flor de piel”
¿Era
su primera vez en Marruecos?
No,
ya estuve allí hace 20 años. Fue un viaje muy especial, pues lo hacía con mi
nuevo novio, que ahora es mi marido. Era en la época de la Segunda Guerra del
Golfo, y las embajadas recomendaron que todos los turistas abandonaran los
países islámicos, pero nosotros decidimos quedarnos, por lo que muchas veces
éramos los únicos turistas en los lugares que visitábamos. Fue todo muy mágico
ya que estaba locamente enamorada, pero a la vez tenía bastante miedo porque no
sabía qué podía pensar toda esa gente sobre que los americanos estuvieran
bombardeando los países vecinos.
Imagino
que la situación que se ha encontrado ahora ha sido muy distinta...
Es
completamente diferente, aunque si te alejas de las zonas más turísticas, aún
te encuentras con un país completamente tradicional. Quería volver y ver cómo
había cambiado, y sí que las grandes ciudades se han modernizado, pero los
entornos rurales aún son de lo más tradicionales.
En
la película hay mucho rodaje en exteriores, algo que ya vimos en otros títulos
de su filmografía. ¿Considera que el paisaje es un actor más en la historia?
Sí,
particularmente en esta película. Creo que Marruecos es el tercer protagonista,
ya que acompaña al padre y al hijo en todo momento. Esta historia no habría
funcionado en Alemania, aunque trata sobre algo muy simple: la realidad de
millones de adolescentes que no conocen demasiado a sus padres o que viven con
padres separados. No es una gran historia, pero estaba interesada en
fotografiar este conflicto tan normal en el mundo de hoy, en el que el hijo
empieza a ver a su padre con ojos distintos porque se encuentran en un ambiente
distinto.
Así
que el paisaje los cambia a ambos...
Sí.
Ben descubre que su padre es viejo y débil, y el padre ve que su hijo ya no es
un crío y que sabe moverse solo por un país que no conoce, por lo que se siente
un poco asustado e impotente. En el entorno familiar el padre es el jefe y
controla la situación, pero a la que se aleja de su zona de confort su dinámica
cambia totalmente. Pero es que incluso cuando yo viajo con amigos los veo con
ojos distintos porque el viaje nos cambia a todos y me permite descubrir aspectos
que no conocía sobre ellos cuando los veo tratar con gente autóctona, por
ejemplo. El viaje te permite conocer a alguien en toda su profundidad...
Experiencia “¡Si crees que ya eres suficientemente mayor para saberlo todo, mejor
que te vayas a la cama!”
¿Ha
hecho alguna vez un viaje liberador como el que hace el protagonista de su
película?
Nunca
he tenido la necesidad porque mis padres siempre me han abierto todas las
puertas. Decían: “¡Ve, ve, ve y descubre el mundo!” Así que nunca he tenido que
escapar de nada, aunque cuando era joven a veces me ponía en peligro de manera
absurda porque, claro, eres inocente, te juntas con determinada gente... Pero
no sería capaz de hacer un viaje de este tipo ahora, porque cuando tienes 50
años te conviertes en alguien muy precavido y simplemente no haces las cosas
que te gustaban cuando eras joven. Creo que la juventud es una etapa preciosa
porque no tienes que preocuparte de demasiadas cosas.
Tiende a trabajar con actores jóvenes que no tienen demasiada experiencia.
¿Es difícil dirigirlos?
Bueno,
si escoges a la persona adecuada no es difícil, pero tienes que ser muy
cuidadoso con el casting. No puedes contratar a un niño o a un joven
irresponsable porque se le pedirá mucha concentración durante un periodo de
tiempo determinado. Así que tienes que tener mucho cuidado. Sin embargo, si das
con la persona adecuada es como jugar, porque los niños y los actores no
profesionales no están pendientes de cómo quedan en la pantalla ni se dan
cuenta de lo que hacen para conseguir un efecto determinado. Muchas veces me
encuentro con niños que ya han hecho una o dos películas y ya no me convencen
porque saben que cuando ponen esa cara quedan mal o que mola hacer un gesto
determinado... En cambio, la primera vez son vírgenes y se olvidan de la cámara
y de la gente que está allí mirando. Por esto lo paso tan bien trabajando con ellos.
¿Y
qué me dice de trabajar con los actores marroquíes, dado que su cultura es tan
distinta a la nuestra?
No
fue demasiado difícil porque los actores marroquíes son muy profesionales.
Marruecos es un país en el que se rueda mucho y en el que llega gente de todo
el mundo. Por esto sus gentes saben lo que quieren y cómo funciona todo
este circo. Es más complicado con la gente de la calle, con quien debes tener
más cuidado y respeto porque a veces nos pensamos que podemos comprarlo todo
con dinero, pero ellos ya están cansados de que les digamos lo que tienen que
hacer simplemente porque les pagamos. Demasiados europeos y americanos se han
aprovechado de ellos en el pasado y les han faltado al respeto. Pero si los
respetas, puedes sacar mucho de ellos.
Descubrir “El viaje te permite conocer a alguien en toda su profundidad”
En este film oímos varias lenguas: alemán, inglés, francés, árabe... ¿Fue
difícil manejarlas?
No
es difícil. A ver, sí que es verdad que a veces necesitas un intérprete para
hacerte entender, pero siempre tendrás los subtítulos, en la película. Y en
Alemania esto no es ningún problema, a no ser que sea toda la película la que
vaya con subtítulos. Pero creo que la variedad lingüística da autenticidad a tu
historias porque la realidad de hoy en día es que la gente domina varias
lenguas y a menudo utilizas más de una en una misma conversación.
En
España el doblaje tiene mucha más presencia que el subtitulado.
Y
en Alemania también. Se doblan todas las películas, ya que a la gente no le
gustan demasiado los subtítulos...
Al
principio de la película, el profesor de Ben le critica su comportamiento en clase, pues no es
demasiado bueno, a pesar de que es un buen estudiante. ¿Tuvo su etapa de chica
rebelde cuando era adolescente?
No.
Creo que fui una buena chica. Quizás esto cambió un poco cuando entré en la escuela
de cine, pero no creo que nunca haya sido alguien rebelde porque tampoco he
tenido nada contra lo que protestar [Risas] Pero siempre he sido muy curiosa,
lo que me ha llevado más de una vez en terreno peligroso.
¿Cómo ve las generaciones de jóvenes que están subiendo?
Bueno...
Hay idiotas y hay buena gente, como en todo, pero siempre intento evitar de
juzgar a alguien demasiado rápido. Cuando viajas es muy fácil de opinar sobre
todo y de forma muy rápida. Y como cineasta, y porque no, también como persona,
debes pararte un momento para entender de dónde viene todo el mundo. Recuerdo
que cuando estaba en Marruecos ya tenía muchas opiniones preconcebidas: “Que
las mujeres no deben llevar velo; que los hombres no tienen que hacer
aquello...” Y no ayuda que creas que ya sabes de todo. ¡Si crees que ya eres
suficientemente mayor para saberlo todo, mejor que te vayas a la cama! [Risas]
Creo que siempre tienes que estar abierto a aprender cosas nuevas y a dejarte
sorprender.
La mayoría de sus historias giran alrededor de una relación, generalmente
entre varios miembros de una misma familia. ¿Por qué le interesa tanto este
tema?
Porque
creo que desde los ojos de los niños puedes decir mucho de nuestra sociedad y
del conflicto generacional, ya que todo lo debemos a nuestra familia: nuestros
complejos, pesadillas y nuestros momentos bonitos... Así que pienso que la
familia puede ser la decoración de cada historia, ya hable esta de amor, dolor,
relaciones humanas, o lo que sea...
Insubordinación
“Nunca he sido rebelde porque
tampoco he tenido nada contra lo que protestar”
El padre de Ben le pregunta en un momento de la historia si un personaje de
sus relatos cortos está basado en él, a lo que dice que sí. ¿Está el personaje
de Ulrich Tukur basado en su padre?
No,
para nada. Mi padre no era ningún intelectual, aunque sí conozco a alguien que
encaja bastante en el perfil de su personaje, pero no es mi padre.
El padre de Ben es director teatral, y su madre músico. No es su único film
en el que vemos a artistas. Más allá del
silencio (1996) lo protagoniza una niña que quiere ser clarinetista y en Hace un año en invierno (2008) nos
encontramos con un pintor y una bailarina... ¿Es todo eso su homenaje
particular al arte?
Quizás
un poco, aunque la verdadera razón es que elegí esas profesiones porque las
conozco más a fondo que otras, como la de banquero. Es decir, el padre de Ben
podría haber sido algo distinto, pero conozco a muchos intelectuales de la
escena teatral que son muy egocéntricos y vanidosos y que no sacrificarían
nunca sus carreras para convertirse en padres. Así que prefería hablar de un
director de teatro que no del manager de una gran compañía de petróleo, del que
poca cosa podría decir.
En un lugar de África
toca un tema espinoso: el nazismo. Últimamente ha habido varios realizadores
alemanes, como Oliver Hirschbiege (El
hundimiento, 2004) o Philipp Kadelbach (Hijos
del Tercer Reich, 2013), además de usted misma, que se han aventurado en
este tema, aunque son los americanos quienes más incursiones han hecho...
Sí.
Los americanos aman este tema, pero es que no creo que todos los directores
alemanes tengamos que hacer una película sobre nazis. Es decir, es nuestra
historia, no lo podemos olvidar, pero sólo quise hacer En un lugar de África porque la historia ocurría en Kenya y porque
hablaba de una familia que tiene que empezar desde cero. No hubiera hecho la
película si fuera una de esas típicas cintas que muestran a los ya demasiado
conocidos Oficiales de los Camisas Pardas. Quería contar lo que podía sentir un
abogado o un juez que de repente tiene que dejarlo todo y hacerse cargo de una
granja en Kenya. Este tipo de conflictos son los que funcionan mejor en el
cine.
Ganó un Oscar con esta película. ¿Era algo que llevaba tiempo soñando?
No.
Nunca he soñado con hacer películas en Hollywood.
¿Así que no se planteó hacer las Américas tras ganar el Oscar?
Bueno,
a lo mejor me lo planteé una vez lo hube ganado, pero tuve el Oscar y a mi bebé
al mismo tiempo. De hecho, me ofrecieron una película en América; una gran
película con actores fabulosos que adaptaba un libro de Somerset Maughan con
una historia que ocurría en la China de los años treinta [se refiere al remake
de El Velo Pintado, cinta de 2006 que
finalmente dirigió John Curran, con Edward Norton y Naomi Watts encabezando el
reparto]. Lo que pasó es que no podía irme a la China durante más de medio año
por el bebé. Me encantaría hacer una película en América si realmente tuviera
la sensación que tengo en manos una buena historia, pero no tengo la necesidad
de marcharme por un guión convencional, simplemente por decir que he rodado en
América. Rodar allí no es ningún sueño, para mí.
Género “Muchas mujeres tienen la tendencia de abandonar demasiado rápido, especialmente
cuando tienen hijos”
Fue la segunda mujer en ganar un Oscar a la Mejor Película de Habla No
Inglesa, después de Marleen Gorris el 1995. Después de usted ha recibido este
trofeo Susanne Bier, el 2010, y Kathryn Bigelow, el 2008, aunque ella recibió
la estatuilla a la Mejor Directora. ¿Cree que la distancia entre el
hombre-mujer en el mundo de la realización cinematográfica está haciéndose cada
vez más corta?
No lo suficiente y no entiendo el porqué. No puedo decir que desde mi
experiencia los hombres me pisoteen para hacer sus películas, ni creo que mis
colegas que son hombres o la gente del dinero sean el problema en Alemania.
Probablemente en América es distinto. He oído que los ejecutivos no creen
demasiado en la mujeres que dirigen, pero es que éste es un trabajo muy duro
que requiere continuidad. En mi caso, incluso habiendo ganado un Oscar, cada
vez que quiero sacar adelante una nueva película tengo que volver a luchar.
Pienso que, desgraciadamente, muchas mujeres tienen la tendencia de abandonar
demasiado rápido, especialmente cuando tienen hijos. Tengo la sensación que las
mujeres dudan demasiado si son suficientemente buenas y son demasiado tímidas
cuando tienen que pedir el dinero. Los hombres no tienen reparos en decir:
“¡Dame dinero, mi película es la mejor que se ha hecho jamás!” Nosotras, a
veces, somos demasiado humildes.
Pero en Alemania bien que tienen una líder poderosa...
Oh,
claro... [Risas] Pero en América sigue existiendo el racismo a pesar de tener
un presidente negro,¿sabes? Pero suerte que tenemos excepciones como éstas...
Cree que en Europa el cine europeo está perdiendo la batalla contra el cine
norte-americano?
Es que nunca podremos ganar a la industria del cine americana, aunque lo
bueno de ahora es que podemos hacer películas con muy poco dinero. Los
cineastas jóvenes pueden rodar un largo de 90 minutos con su cámara de fotos
digital. Si estás dispuesto a usar estas nuevas tecnologías nadie puede evitar
que cuentes tus historias, y si además son artísticas y emocionantes,
encontrarán a su público.
¿Ya sabe cuál será su próximo proyecto?
Pues
no mucho, pero estoy escribiendo. Lo que pasa es que no puedo hablar mucho de
ello porque no es nada definitivo o acabado.
De hecho dedica cuatro o cinco años a cada película. ¿Es éste el tiempo que
necesita para que su historia alcance una cierta madurez?
Bueno,
es que lleva algún tiempo producir una película y, además, tengo que combinar
el trabajo como cineasta con el de mamá, así que a veces está bien que esté en
casa... [Risas] Además, mi marido también es director de cine y trabaja mucho,
por lo que no podemos estar rodando los dos a la vez.
Estados
Unidos “Nunca he soñado con hacer
películas en Hollywood”
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