dimarts, 10 de febrer del 2015

Caroline Link: “No creo que todos los directores alemanes tengamos que hacer una película sobre nazis”

 
Caroline Link, directora de Destino Marrakech.             Foto: Adrià Guxens

Cuando Caroline Link  (Bad Nauheim, Alemania, 1964) empezó a estudiar en la Universidad de Cine y Televisión de Múnich no podía imaginarse de ningún modo que sólo quince años después ganaría un Oscar. Sería por la película En un lugar de África (2001), un particular retrato de una familia judía que se exilia en Kenya. Sin duda, el continente africano la atrapó, pues ahora ha vuelto allí para rodar Destino Marrakech, una cinta que cuenta la historia de un joven (Samuel Schneider) que decide hacer un viaje liberador para conocerse mejor a sí mismo y romper las cadenas que lo ligan a su padre (Ulrich Tukur).


Estudió documental y periodismo televisivo, pero no ha ejercido como periodista ni ha dirigido documentales desde el año 1989. ¿La ficción supera la realidad?
Oh, no. Yo no diría eso, aunque a decir verdad, sólo me inscribí en el departamento de documental porque tenía el programa más interesante. Así que en el proceso de selección hice un poco de trampa y contesté todas las preguntas del modo que ellos querían para poder entrar. Yo siempre he sabido que lo que quería hacer eran largometrajes de ficción, pero necesitaba una forma de colarme en una escuela de cine, lo que me ayudaría mucho a entrar en la industria. ¡Pero nunca he querido hacer documentales! [Risas] A mí lo que me gusta es trabajar con los actores.

¿Pero le gustan los documentales?
Me encanta ver documentales y los encuentro muy interesantes, pero mi pasión es poder crear algo con los actores y generar situaciones. Recuerdo que en mi documental me encontré persiguiendo las emociones con la cámara, cosa que encontraba muy humillante, a veces. No me gusta filmar a nadie que tiene las emociones a flor de piel. Prefiero hablar con unos actores y que creen estas emociones.

Destino Marrakech está ambientada en África, pero no es la primera vez que rueda allí [ya hizo En un lugar de África (2001)]. ¿Qué es lo que le atrae tanto de ese continente?
Bueno, para mí Marruecos y Kenya son dos mundos que no tienen nada que ver. Ambos están en África, pero Marruecos es un país de cultura islámica y con un contexto cultural muy distinto. Pero me siento muy a gusto en África porque es un lugar donde sientes las raíces, el suelo, la tierra. Es casi la antítesis de Asia, que se preocupa más por el aspecto espiritual de la vida. Además, África es un lugar en el que me siento cómoda ya desde el momento que bajo del autobús, del tren, del avión o de lo que sea, y esto me gusta enormemente.

Documental “No me gusta filmar a nadie que tiene las emociones a flor de piel”

¿Era su primera vez en Marruecos?
No, ya estuve allí hace 20 años. Fue un viaje muy especial, pues lo hacía con mi nuevo novio, que ahora es mi marido. Era en la época de la Segunda Guerra del Golfo, y las embajadas recomendaron que todos los turistas abandonaran los países islámicos, pero nosotros decidimos quedarnos, por lo que muchas veces éramos los únicos turistas en los lugares que visitábamos. Fue todo muy mágico ya que estaba locamente enamorada, pero a la vez tenía bastante miedo porque no sabía qué podía pensar toda esa gente sobre que los americanos estuvieran bombardeando los países vecinos.

Imagino que la situación que se ha encontrado ahora ha sido muy distinta...
Es completamente diferente, aunque si te alejas de las zonas más turísticas, aún te encuentras con un país completamente tradicional. Quería volver y ver cómo había cambiado, y sí que las grandes ciudades se han modernizado, pero los entornos rurales aún son de lo más tradicionales.

En la película hay mucho rodaje en exteriores, algo que ya vimos en otros títulos de su filmografía. ¿Considera que el paisaje es un actor más en la historia?
Sí, particularmente en esta película. Creo que Marruecos es el tercer protagonista, ya que acompaña al padre y al hijo en todo momento. Esta historia no habría funcionado en Alemania, aunque trata sobre algo muy simple: la realidad de millones de adolescentes que no conocen demasiado a sus padres o que viven con padres separados. No es una gran historia, pero estaba interesada en fotografiar este conflicto tan normal en el mundo de hoy, en el que el hijo empieza a ver a su padre con ojos distintos porque se encuentran en un ambiente distinto.

Así que el paisaje los cambia a ambos...
Sí. Ben descubre que su padre es viejo y débil, y el padre ve que su hijo ya no es un crío y que sabe moverse solo por un país que no conoce, por lo que se siente un poco asustado e impotente. En el entorno familiar el padre es el jefe y controla la situación, pero a la que se aleja de su zona de confort su dinámica cambia totalmente. Pero es que incluso cuando yo viajo con amigos los veo con ojos distintos porque el viaje nos cambia a todos y me permite descubrir aspectos que no conocía sobre ellos cuando los veo tratar con gente autóctona, por ejemplo. El viaje te permite conocer a alguien en toda su profundidad...

Experiencia “¡Si crees que ya eres suficientemente mayor para saberlo todo, mejor que te vayas a la cama!”
Hafsia Herzi y Samuel Schneider.


¿Ha hecho alguna vez un viaje liberador como el que hace el protagonista de su película?
Nunca he tenido la necesidad porque mis padres siempre me han abierto todas las puertas. Decían: “¡Ve, ve, ve y descubre el mundo!” Así que nunca he tenido que escapar de nada, aunque cuando era joven a veces me ponía en peligro de manera absurda porque, claro, eres inocente, te juntas con determinada gente... Pero no sería capaz de hacer un viaje de este tipo ahora, porque cuando tienes 50 años te conviertes en alguien muy precavido y simplemente no haces las cosas que te gustaban cuando eras joven. Creo que la juventud es una etapa preciosa porque no tienes que preocuparte de demasiadas cosas.

Tiende a trabajar con actores jóvenes que no tienen demasiada experiencia. ¿Es difícil dirigirlos?
Bueno, si escoges a la persona adecuada no es difícil, pero tienes que ser muy cuidadoso con el casting. No puedes contratar a un niño o a un joven irresponsable porque se le pedirá mucha concentración durante un periodo de tiempo determinado. Así que tienes que tener mucho cuidado. Sin embargo, si das con la persona adecuada es como jugar, porque los niños y los actores no profesionales no están pendientes de cómo quedan en la pantalla ni se dan cuenta de lo que hacen para conseguir un efecto determinado. Muchas veces me encuentro con niños que ya han hecho una o dos películas y ya no me convencen porque saben que cuando ponen esa cara quedan mal o que mola hacer un gesto determinado... En cambio, la primera vez son vírgenes y se olvidan de la cámara y de la gente que está allí mirando. Por esto lo paso tan bien trabajando con ellos.

¿Y qué me dice de trabajar con los actores marroquíes, dado que su cultura es tan distinta a la nuestra?
No fue demasiado difícil porque los actores marroquíes son muy profesionales. Marruecos es un país en el que se rueda mucho y en el que llega gente de todo el mundo. Por esto sus gentes saben lo que quieren y cómo funciona todo este circo. Es más complicado con la gente de la calle, con quien debes tener más cuidado y respeto porque a veces nos pensamos que podemos comprarlo todo con dinero, pero ellos ya están cansados de que les digamos lo que tienen que hacer simplemente porque les pagamos. Demasiados europeos y americanos se han aprovechado de ellos en el pasado y les han faltado al respeto. Pero si los respetas, puedes sacar mucho de ellos.

Descubrir “El viaje te permite conocer a alguien en toda su profundidad”

En este film oímos varias lenguas: alemán, inglés, francés, árabe... ¿Fue difícil manejarlas?
No es difícil. A ver, sí que es verdad que a veces necesitas un intérprete para hacerte entender, pero siempre tendrás los subtítulos, en la película. Y en Alemania esto no es ningún problema, a no ser que sea toda la película la que vaya con subtítulos. Pero creo que la variedad lingüística da autenticidad a tu historias porque la realidad de hoy en día es que la gente domina varias lenguas y a menudo utilizas más de una en una misma conversación.

En España el doblaje tiene mucha más presencia que el subtitulado.
Y en Alemania también. Se doblan todas las películas, ya que a la gente no le gustan demasiado los subtítulos...

Al principio de la película, el profesor de Ben le critica  su comportamiento en clase, pues no es demasiado bueno, a pesar de que es un buen estudiante. ¿Tuvo su etapa de chica rebelde cuando era adolescente?
No. Creo que fui una buena chica. Quizás esto cambió un poco cuando entré en la escuela de cine, pero no creo que nunca haya sido alguien rebelde porque tampoco he tenido nada contra lo que protestar [Risas] Pero siempre he sido muy curiosa, lo que me ha llevado más de una vez en terreno peligroso.

¿Cómo ve las generaciones de jóvenes que están subiendo?
Bueno... Hay idiotas y hay buena gente, como en todo, pero siempre intento evitar de juzgar a alguien demasiado rápido. Cuando viajas es muy fácil de opinar sobre todo y de forma muy rápida. Y como cineasta, y porque no, también como persona, debes pararte un momento para entender de dónde viene todo el mundo. Recuerdo que cuando estaba en Marruecos ya tenía muchas opiniones preconcebidas: “Que las mujeres no deben llevar velo; que los hombres no tienen que hacer aquello...” Y no ayuda que creas que ya sabes de todo. ¡Si crees que ya eres suficientemente mayor para saberlo todo, mejor que te vayas a la cama! [Risas] Creo que siempre tienes que estar abierto a aprender cosas nuevas y a dejarte sorprender.

La mayoría de sus historias giran alrededor de una relación, generalmente entre varios miembros de una misma familia. ¿Por qué le interesa tanto este tema?
Porque creo que desde los ojos de los niños puedes decir mucho de nuestra sociedad y del conflicto generacional, ya que todo lo debemos a nuestra familia: nuestros complejos, pesadillas y nuestros momentos bonitos... Así que pienso que la familia puede ser la decoración de cada historia, ya hable esta de amor, dolor, relaciones humanas, o lo que sea...

Insubordinación “Nunca he sido rebelde porque tampoco he tenido nada contra lo que protestar”
Samuel Schneider y Ulrich Tukur.

El padre de Ben le pregunta en un momento de la historia si un personaje de sus relatos cortos está basado en él, a lo que dice que sí. ¿Está el personaje de Ulrich Tukur basado en su padre?
No, para nada. Mi padre no era ningún intelectual, aunque sí conozco a alguien que encaja bastante en el perfil de su personaje, pero no es mi padre.

El padre de Ben es director teatral, y su madre músico. No es su único film en el que vemos a artistas. Más allá del silencio (1996) lo protagoniza una niña que quiere ser clarinetista y en Hace un año en invierno (2008) nos encontramos con un pintor y una bailarina... ¿Es todo eso su homenaje particular al arte?
Quizás un poco, aunque la verdadera razón es que elegí esas profesiones porque las conozco más a fondo que otras, como la de banquero. Es decir, el padre de Ben podría haber sido algo distinto, pero conozco a muchos intelectuales de la escena teatral que son muy egocéntricos y vanidosos y que no sacrificarían nunca sus carreras para convertirse en padres. Así que prefería hablar de un director de teatro que no del manager de una gran compañía de petróleo, del que poca cosa podría decir.

En un lugar de África toca un tema espinoso: el nazismo. Últimamente ha habido varios realizadores alemanes, como Oliver Hirschbiege (El hundimiento, 2004) o Philipp Kadelbach (Hijos del Tercer Reich, 2013), además de usted misma, que se han aventurado en este tema, aunque son los americanos quienes más incursiones han hecho...
Sí. Los americanos aman este tema, pero es que no creo que todos los directores alemanes tengamos que hacer una película sobre nazis. Es decir, es nuestra historia, no lo podemos olvidar, pero sólo quise hacer En un lugar de África porque la historia ocurría en Kenya y porque hablaba de una familia que tiene que empezar desde cero. No hubiera hecho la película si fuera una de esas típicas cintas que muestran a los ya demasiado conocidos Oficiales de los Camisas Pardas. Quería contar lo que podía sentir un abogado o un juez que de repente tiene que dejarlo todo y hacerse cargo de una granja en Kenya. Este tipo de conflictos son los que funcionan mejor en el cine.

Ganó un Oscar con esta película. ¿Era algo que llevaba tiempo soñando?
No. Nunca he soñado con hacer películas en Hollywood.

¿Así que no se planteó hacer las Américas tras ganar el Oscar?
Bueno, a lo mejor me lo planteé una vez lo hube ganado, pero tuve el Oscar y a mi bebé al mismo tiempo. De hecho, me ofrecieron una película en América; una gran película con actores fabulosos que adaptaba un libro de Somerset Maughan con una historia que ocurría en la China de los años treinta [se refiere al remake de El Velo Pintado, cinta de 2006 que finalmente dirigió John Curran, con Edward Norton y Naomi Watts encabezando el reparto]. Lo que pasó es que no podía irme a la China durante más de medio año por el bebé. Me encantaría hacer una película en América si realmente tuviera la sensación que tengo en manos una buena historia, pero no tengo la necesidad de marcharme por un guión convencional, simplemente por decir que he rodado en América. Rodar allí no es ningún sueño, para mí.

Género “Muchas mujeres tienen la tendencia de abandonar demasiado rápido, especialmente cuando tienen hijos”


Fue la segunda mujer en ganar un Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa, después de Marleen Gorris el 1995. Después de usted ha recibido este trofeo Susanne Bier, el 2010, y Kathryn Bigelow, el 2008, aunque ella recibió la estatuilla a la Mejor Directora. ¿Cree que la distancia entre el hombre-mujer en el mundo de la realización cinematográfica está haciéndose cada vez más corta?
No lo suficiente y no entiendo el porqué. No puedo decir que desde mi experiencia los hombres me pisoteen para hacer sus películas, ni creo que mis colegas que son hombres o la gente del dinero sean el problema en Alemania. Probablemente en América es distinto. He oído que los ejecutivos no creen demasiado en la mujeres que dirigen, pero es que éste es un trabajo muy duro que requiere continuidad. En mi caso, incluso habiendo ganado un Oscar, cada vez que quiero sacar adelante una nueva película tengo que volver a luchar. Pienso que, desgraciadamente, muchas mujeres tienen la tendencia de abandonar demasiado rápido, especialmente cuando tienen hijos. Tengo la sensación que las mujeres dudan demasiado si son suficientemente buenas y son demasiado tímidas cuando tienen que pedir el dinero. Los hombres no tienen reparos en decir: “¡Dame dinero, mi película es la mejor que se ha hecho jamás!” Nosotras, a veces, somos demasiado humildes.

Pero en Alemania bien que tienen una líder poderosa...
Oh, claro... [Risas] Pero en América sigue existiendo el racismo a pesar de tener un presidente negro,¿sabes? Pero suerte que tenemos excepciones como éstas...

Cree que en Europa el cine europeo está perdiendo la batalla contra el cine norte-americano?
Es que nunca podremos ganar a la industria del cine americana, aunque lo bueno de ahora es que podemos hacer películas con muy poco dinero. Los cineastas jóvenes pueden rodar un largo de 90 minutos con su cámara de fotos digital. Si estás dispuesto a usar estas nuevas tecnologías nadie puede evitar que cuentes tus historias, y si además son artísticas y emocionantes, encontrarán a su público.

¿Ya sabe cuál será su próximo proyecto?
Pues no mucho, pero estoy escribiendo. Lo que pasa es que no puedo hablar mucho de ello porque no es nada definitivo o acabado.

De hecho dedica cuatro o cinco años a cada película. ¿Es éste el tiempo que necesita para que su historia alcance una cierta madurez?
Bueno, es que lleva algún tiempo producir una película y, además, tengo que combinar el trabajo como cineasta con el de mamá, así que a veces está bien que esté en casa... [Risas] Además, mi marido también es director de cine y trabaja mucho, por lo que no podemos estar rodando los dos a la vez.

Estados Unidos “Nunca he soñado con hacer películas en Hollywood”
Samuel Schneider.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada